Sobre gustos hay mucho que escribir. En la sociedad de consumo el mal gusto es demasiado visible. Muchas personas tienen más dinero que educación. Se nota la ostentación, el exceso de metal sobre el cuerpo, los detalles recargados. La industria del “suvenir” turístico ha estropeado la belleza artesana. Todavía se venden colmillos de elefante para decoración. El mal gusto es la ruptura del difícil arte del equilibrio y la mesura. Es también la imitación, el ridículo quiero y no puedo, la apariencia vana. Tenemos en español dos expresiones felices: lo cursi y lo hortera. Entre ambas circula el mal gusto.
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro