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Amando de Miguel

Solecismos fónicos

Me llega un “emilio” de una asidua oyente de “La linterna”. Nos reprocha que en le tertulia a veces deslizamos expresiones “que dañan al oído”, como “y incluso”. No me extrañaría que yo también hubiera cometido ese dislate. Tiene su explicación. La conversación de la tertulia es espontánea, relajada. Por ejemplo, uno va a decir “catalanes y vascos”, pero, para remachar, acaba metiendo un “incluso” con lo que queda el disparate “catalanes y incluso vascos”. Digamos que es un solecismo fónico, al igual que “el atentado de el terrorista”. No se hace la contracción porque va uno deprisa y el pensamiento va delante de las palabras. No justifico nada, pero sí trato de explicarlo. Por lo general, el lenguaje hablado y espontáneo tolera ciertos devaneos con las normas gramaticales que no se deben pasar en la parla más seria. Por ejemplo, en una tertulia yo puedo decir tranquilamente “el abogado del Estao”, lo que sería menos disculpable en una conferencia e imperdonable en un escrito, aunque fuera un “emilio”.

Paso por alto la última frase de nuestra amable oyente y comunicante por vía electrónica: “Exceptuando este pequeño detalle, felicitarles por el programa, que aparte de ameno, resulta educativo”. Muchas gracias. Tan educativo intenta ser que reiteramos lo del “infinitivo radiofónico”, en este caso, ese “felicitarles” que no se sabe de qué sujeto depende. ¿No sería mejor decir “les felicito”? Vaya, tampoco hace mal a nadie el “infinitivo radiofónico”. Después de todo, es una manía que proviene de los que hablamos por la radio a troche y moche.

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