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Amando de Miguel

Te entiendo, pero no te comprendo

El ejercicio mental de darse cuenta de la realidad permite distintos grados, desde el más superficial al más hondo. El primero consiste en entender el sentido de las cosas, captar la idea de las mismas. Digamos que se corresponde con el qué sea la realidad. El segundo grado consistiría en explicar las relaciones entre los fenómenos observados. Suele ser la actitud típica del científico, ávido de conocer el cómo de la realidad. Hay un tercer escalón más difícil de ejercitar. Es el que se ocupa del por qué de los fenómenos observados. Se trata, pues, de comprender la realidad, esto es, abrazarla con razones.

En la lengua común las tres acciones indicadas pueden llegar a confundirse: entender, explicar y comprender. Pero ahora sabemos que sería un error confiar en que son perfectamente intercambiables. No hay palabras estrictamente equivalentes. Cada sinónimo es un nuevo matiz. Hablar es matizar, y no digamos si se trata de escribir. La exigencia es todavía mayor en el lenguaje científico o profesional

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