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Amando de Miguel

Tengo que escribir un papel

Esta seccioncilla no pretende ser pedagógica, pero sí podríamos convenir en ciertas normas de estilo para escribir ese hipotético papel.

Casi todos los nuevos empleos que ahora se ofrecen, públicos o privados, mantienen esta exigencia: una de las tareas principales es la de tener escribir un papel con sentido. Además, muchas veces hay que exponer su contenido delante de una pequeña audiencia de colegas, colaboradores o subordinados. En cuyo caso bueno será que los solicitantes de los nuevos empleos se preparen a esa tarea de escribir un papel sin faltas de ortografía y con ideas bien expuestas. Esta seccioncilla no pretende ser pedagógica, pero sí podríamos convenir en ciertas normas de estilo para escribir ese hipotético papel. Apunto solo unas cuantas.

Hay que tener mucho cuidado para evitar ciertas palabras que son más bien perezosos comodines; han perdido su significado auténtico y ya no dicen nada por repetirse mucho. Por ejemplo, contundente, ámbito o configurar y sus derivados.

Suelen ser modas que van y vienen.

Conviene evitar algunas falsas concordancias, no por corrientes menos irritantes. Por ejemplo, "detrás mío", "un antes y un después" o "el día después".

Si el papel pretende una cierta seriedad profesional, absténgase el autor de jugar con palabras pseudocientíficas. Cito: parámetros (para referirse a los indicadores o medidas), ratio (más bien razón, proporción o cociente; y no digamos si se dice "el ratio"), prerrequisitos (basta con requisitos).

Aquí hemos hablado muchas veces del extraño prestigio de las palabras sesquipedálicas. Se comprende ese sesgo en inglés, un idioma con demasiadas voces monosilábicas. En español resulta un vicio estragante. Cito las siguientes, muy comunes ahora: funcionalidades (en lugar de funciones), condicionalidades (en lugar de condiciones), influenciar (en lugar de influir).

Cuidado con los números escritos. De cero a nueve es mejor ponerlos en letras. A partir de 10 deben preferirse las cifras. Los años no deben separarse con el punto de los miles. Es mejor "en 2012" que "en el 2012". Un billón no es mil millones (como en Estados Unidos) sino un millón de millones. A veces se dice millardos para los mil millones, pero ese término no ha entrado mucho.

Aparte de las normas contenidas en las gramáticas y lexicones, hay otras que yo suelo aconsejar. Por ejemplo, las frases no deben superar las 30 palabras; los párrafos no deben contener más de 30 líneas. Tampoco son efectivos los párrafos de una sola frase.

El uso de la coma es más bien potestativo, aunque el principio es que con ese dispositivo se separen frases. (Hay más reglas sobre el asunto; mírese lo que dicen los lexicones y gramáticas). Si la separación es más terminante hay que acudir al punto. Por favor, no se diga nunca "punto y final". Basta con "punto final". Debe rescatarse alguna vez el punto y coma. Otro olvido muy frecuente es que los verbos también tienen modo subjuntivo. No se confunda debe ser (= obligación moral) con debe de ser (= probabilidad, estimación de un suceso futuro).

Respecto a la tipografía óptese por la austeridad. Las frases interrogativas o admirativas deben ser pocas, pero exigen los respectivos signos (¿?, ¡!) al principio y al final. No deben ponerse nunca varios signos juntos de admiración o de interrogación. El uso de las mayúsculas debe ser también contenido.

Solo empiezan con mayúscula las palabras que designan personas físicas o morales, aunque sea de modo simbólico. Un nombre común, por relevante que sea, no exige la mayúscula inicial. Las frases con todas mayúsculas solo sirven para los títulos o ladillos, nunca para el cuerpo del texto. No debe abusarse de las siglas y acrónimos; baste con esos comprimidos cuando todos los entiendan.

Lo anterior se refiere al texto escrito. Cuando se exponga oralmente es mejor no leerlo. En la expresión oral se permiten algunas licencias (por ejemplo, coloquialismos) que no figuran en el escrito. No se abuse del power point. Es un recurso que sirve bien para gráficos o imágenes, pero no para textos. 

En España

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