Vamos camino de ponderar el tiempo como el bien más escaso, más que el oro. Así que diremos “el oro es tiempo”. Observo a mi alrededor una necesidad patológica de tiempo. Los estudiantes quieren que el examen dure siempre unos minutos más de lo convenido. A todos les falta tiempo. El público se precipita por las escaleras del Metro. Es como si fueran a coger el último tren que va a pasar en su vida. Surge el famoso estrés, muy bien llamado. Significa tener que hacer dos cosas al mismo tiempo, en lugares diferentes, y estar pensando en una tercera.
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro