Los 300 muertos en el accidente pirotécnico de Lima no ha impresionado nada al público español. Esta nochevieja se han lanzado más cohetes que nunca. El manejo de la pirotecnia debería estar reservado a profesionales. Un castillo de fuegos bien administrado es un gran espectáculo. Los borrachos tirando petardos por las esquinas, un peligro. Para los menores, una provocación. Almacenes y despacho de cohetería, fuera de la densidad comercial. En Lima aumentó el número de víctimas porque se cerraron las puertas por temor al pillaje. En las noticias el pillaje nunca existe, pero haylo. ¿Lo hubo en las Torres Gemelas?
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