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Amando de Miguel

Trabucamientos

Hacía tiempo que no teníamos más aportaciones sobre los trabucamientos o trabucazos, como los hemos llamado aquí en son de broma. Ahí van unos cuantos de la última cosecha. Recuerdo la norma. Deben ser voces que se hayan oído, no simplemente juegos inventados.
 
José Cano (Albacete)
- “Dicen por tierras manchegas que fulano tuvo el pezote” (= un herpes zóster).
 
Juan Ros Padilla
- “Dobledosis” (= sobredosis)
- “Anarcotraficante” (= narcotraficante)
- “Pilas alcalaínas” (= pilas alcalinas)
- “Jugar al econderite” (= escondite)
 
Elena Escalada
- “Está cayendo una trompa de agua” (= tromba)
- “Lo que ha habido en el pueblo no ha sido un huracán; ha sido un torpedo” (= tornado)
 
Concha Pinel
- “Voy a cigarme un fumarro” (= fumarme un cigarro)
- “Para contrastar opiniones hay que leer dos periódicos al día, el Arca y el Más” (= el Marca y el As)
 
Carlos M. Fernández (Salamanca)
- “Acenoria” (= zanahoria)
 
Mª Paz Velázquez (boticaria)
- “Dame unas inderdiciones para tomar por la boca” (= ampollas bebibles)
- “El médico me ha mandado unas cláusulas y unos depositorios” (= cápsulas, supositorios)
- “Deme el jarabe de las asaúras pintadas” (= un jarabe en cuyo envase figura el dibujo de unos pulmones)
- “Yo no puedo tomar esto porque tengo una mijita de mesícula” (= la vesícula un poco averiada)
- “Un amigo decía que no tenían hijos porque él era omnipotente o su mujer esméril” (= impotente, estéril)
 
Juan Antonio López Parra (Picassent, Valencia)
- “Y en ese momento [del parto] rompió y aguas y se salió todo el líquido semiótico” (= amniótico)
 
Félix Merino Martínez de Pinillos
- altobús (= autobús)
- estirar (= tirar)
 
Don Félix se acusa de haber dicho anglicanismo por “anglicismo”. No es un error. El adjetivo para el idioma inglés es también anglicano. Se trata de un cultismo.
 
Begoña Martínez García
- “Por favor, no te absurdes del desosten” (= asustes, desorden)
 
Eduardo Soria Jiménez (Granada, oriundo de Albacete)
- “Cólico frenético” (= nefrítico)
- “Minoyes” (= millones)
- “Cienes” (= cientos)
 
Ignacio Urrutia (País Vasco)
- “Ni se me pasó por la marginación” (= imaginación)
- “¿Por qué no vamos a América del Surf” (= Sur)
- “Hagamos un deceso para delirar” (= receso, deliberar)
- “Hay que pagar las nóminas por el BMW” (= pronunciado be-eme-uve; quiere decir BBVA)
 
 Francisco Rivas Portillo (Málaga)
 - “Se me ha lastimado el hueso del coquis” (= coxis, rabadilla)
 - [En el Registro Civil, pregunta el funcionario a una señora] “¿Pero está usted foliada?”. Le responde la mujer: “Hombre ¿cómo no voy a estarlo si tengo cinco hijos?”
 
 Seguimos con los divertidos trabucamientos que a veces son ignorancias culpables. Una libertaria (por una vez omito su nombre) cuenta la historia de un jefe que tuvo y que decía “yo me desimo” (= yo me eximo de responsabilidad) o que ordenaba “abrir las ventanas herméticamente de par en par para que se vaya la olor”. Otras equivalencias de ese jefe tan chusco eran: “ponerse como un obelisco” (= basilisco), “anterisco” (= asterisco), “cuenta renumerada” (= remunerada). En una carta que respondía a otra de recomendación, el inefable jefe escribió: “Su hijo se a he saminado”. Este tipo de ejemplos animan mucho a los estudiantes y hunden la moral de los profesores. No hace falta saber el idioma propio para triunfar en la vida.
 
Se observará que muchos trabucamientos son simplemente ignorancia y dificultad para pronunciar términos técnicos o raros. En ese caso la salida es deslizarse hacia la palabra más próxima, la sílaba más corriente. Los trabucamientos suelen darse en situaciones donde uno se encuentra nervioso o incómodo. Es el caso de una consulta con un médico u otro profesional. Animo a los profesionales que tratan con todo tipo de gente (médicos, notarios, abogados, jueces, farmacéuticos, etc) que envíen ejemplos de “trabucazos” divertidos. No es para ridiculizar a nadie, sino para reírnos de nosotros mismos. Es cosa muy sana.
 
Mi trabucazo favorito procede de mis clases. Como parte de una de mis asignaturas (Población española), explico con algún detalle “la epidemia de gripe de 1918”. Me refiero tanto a ese suceso que acabo por repetir “la gripe del 18”. Un año sucedió que alguien tomó los apuntes y los fotocopió. En el examen algo así como una docena de los estudiantes escribieron: “La gripe del siglo XVIII, como consecuencia de la I Guerra Mundial…”. Era como figuraba en los malhadados apuntes.

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