Mi tesis es que los españoles parece que han estudiado todos Derecho, o por lo menos merecían haberlo estudiado, tan comunes y coloquiales son los términos jurídicos. Ello no quiere decir que siempre sean acertadas las alegorías jurídicas. Últimamente los gobernantes recurren continuamente a la cantinela justificativa de que acatan las decisiones de los tribunales. Para mí, en ese caso acatar significa cumplir sumisamente lo que deciden los jueces. Pero, en buena ley (en ahí otro juridicismo), es un deber que corresponde a los funcionarios. Los demás podemos no someternos a las decisiones de los tribunales cuando entendamos que son injustas. Prevalece, pues, el principio supremo de la libertad de pensamiento o de opinión. Lo curioso del asunto es que muchos jueces de los altos tribunales deben su cargo a los políticos. Lo que hace que, indirectamente, algunas sentencias sean la traducción de los deseos de los gobernantes. En consecuencia, cuando un ministro dice que acata la sentencia de un tribunal entra en un divertido juego de palabras. Realmente, ha sido el juez quien ha acatado previamente la voluntad del político.
Algo parecido pasa con la frase, tan repetida, de "Hemos de respetar la presunción de inocencia". Alto ahí. Se trata de una norma procesal muy útil, pero que, en mi modesta opinión, solo debe obligar a los que intervienen en el proceso judicial. Los que estamos fuera de la sala jurisdiccional somos libres de opinar si un procesado es culpable o no culpable. (Por cierto, esa dicotomía es más lógica que la de "inocente o culpable", pues la inocencia no puede probarse).
Los gobernantes actuales repiten todos los tópicos de la presunción de inocencia y lo de que hay que acatar las decisiones de los jueces. Se añade ahora que los criminales que están presos no deben morir en prisión. A propósito recordaré el caso del asesino múltiple y contrabandista, el famoso Al Capone. Todo el mundo sabía que había ordenado matar a muchas personas y había arruinado a muchas otras. Sin embargo, no se le pudo demostrar ningún delito de esos por la sencilla razón de que compró a todos los testigos. Al final, fue condenado por defraudar gravemente al Fisco norteamericano. Aunque muy enfermo del corazón y de sífilis, don Alfonso murió en la prisión de Alcatraz. A nadie se le ocurrió decir que había sido un presunto asesino o que tenía el derecho a morir con su familia.
Sigo con mi tesis del extraño juridicismo de la vida española. Son muchas las expresiones jurídicas muy técnicas que se utilizan en el lenguaje corriente. Por ejemplo, a beneficio de inventario. Ya no quiere decir el derecho a no recibir una herencia que le cueste al heredero más dinero que el valor de la misma. En el lenguaje corriente significa algo frívolo, irresponsable. Hay otros varios significados, casi un poco aleatorios. Muy común es "en última instancia", como si en la vida hubiera instancias a la manera de los tribunales de justicia. Se ha puesto muy de moda lo del "momento procesal oportuno", cuando no hay por medio ningún juicio. Para demostrar que algo es evidente por sí mismo se dice "A las pruebas me remito"; en cuyo caso no hay más que hablar.
Últimamente es motivo de chanza una nueva expresión técnica: prisión permanente revisable. Es evidente el oxímoron. Casi alcanza la dignidad del famoso soneto de Quevedo en el que define el amor como "hielo abrasador, fuego helado, herida que duele y no se siente, soñado bien y mal presente, breve descanso muy cansado". Todo el mundo sabe (bueno, "la ciudadanía") que el nuevo concepto es también un eufemismo para no referirse a la cadena perpetua. Cierto que lo de cadena suena un poco mal, y además perpetua, por lo que ha habido que recurrir al eufemismo. Es una manifestación más de ese extraño complejo que tiene la derecha de no querer molestar a la izquierda. Con lo cual se demuestra que los asuntos de jueces y tribunales no son independientes del Gobierno. ¿Cómo van a serlo si hay asociaciones de jueces y de fiscales que todo el mundo sabe que son de derechas o de izquierdas? Pero entonces, ¿qué hay del principio de separación de poderes? Ya dijo el insigne jurisconsulto Alfonso Guerra que había muerto Montesquieu, mas no Maquiavelo.