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En Internet se puede encontrar lo mejor y lo peor que producen los seres humanos. Entre la segunda categoría está la pornografía infantil, una lacra que es necesario combatir. Sin embargo, esto no justifica las campañas de ANESVAD contra esta plaga. Esta ONG no duda en recurrir a las peores prácticas, entre las que se encuentra el proporcionar cifras infladas artificialmente, la socialización de la culpa individual, la difusión de prejuicios tecnófobos y la criminalización de inocentes.
 
La idea inicial de una anterior campaña de esta asociación era buena. Se creó un sitio web en el que se anunciaban contenidos de pornografía infantil para luego ofrecer información sobre la misma y motivos para combatirla. Sin embargo, después se utilizó de forma negativa. ANESVAD dijo que 37.000 personas visitaron el site en menos de un año. Sin embargo, no ofrecieron datos sobre cuántos de esos internautas no buscaban las imágenes anunciadas, de manera que se sobredimensionó el problema.
 
Muchos de los visitantes no buscaban pornografía infantil. Sin duda, gran cantidad de ellos sabía cuál era el objetivo real del sitio. Al poner en marcha la campaña, se informó a los medios de comunicación y todos los periódicos digitales publicaron la noticia ofreciendo el enlace a la "web-trampa". De esta manera, se generó un tráfico hacia la misma que no hubiera existido de otra manera y se infló la cifra de visitantes. "Concienciar" mediante la falsificación (al fin y al cabo es lo que hicieron) de datos está lejos de ser  un modo correcto de actuar.
 
La actual campaña es todavía más indignante. El peculiar Gran Hermano que propone es  una idea original contra la que no se puede objetar nada... hasta que se ve los culpables que propone. Tres de ellos son indignantes y dicen mucho contra los organizadores de la campaña. Reflejan una tecnofobia galopante (e hipócrita, pues  ANESVAD no duda en utilizar Internet para conseguir sus objetivos) y un intento de socializar la culpa en un modo nada justificable.
 
La primera propuesta es "la Red". Se culpabiliza a su propia existencia sin más. Internet como tal no tiene la culpa de nada, es una macro-plataforma que permite la comunicación de millones de personas en todo el mundo y que puede ser utilizado con fines muy diferentes. ¿Acaso culpa a las cámaras fotográficas? Si no existieran, no sería posible tomar instantáneas de menores realizando prácticas sexuales o desnudos. Claro que también se perderían todos sus usos beneficiosos.
 
"La sociedad" es otra de las propuestas. Se trata del típico argumento políticamente correcto que difumina la culpabilidad de los auténticos responsables. En la pornografía infantil, sólo hay dos grupos de culpables: quienes la difunden y quienes la consumen. El resto de las personas no tiene nada que ver. Finalmente, "los internautas". Se repite el mismo mecanismo que con "la sociedad". Se culpabiliza a todos los usuarios de la Red, con independencia de si buscan pornografía infantil, se conectan para leer el periódico o para visitar páginas de fotografías cualquiera. Todos y cada uno de los internautas quedan estigmatizados como consumidores de imágenes sexuales de menores.
 

El lector de este artículo es, para ANESVAD culpable de la pornografía infantil. De hecho e irónicamente, los autores del sitio de la campaña lo serían de triple manera. Como parte de la sociedad, como creadores de contenidos de Internet y como usuarios de la Red. Lo mismo que quien ha escrito este artículo. Lo peor es que muchas de estas organizaciones reciben subvenciones públicas. Quien organiza estas campañas tal vez pueda hacerlo gracias al dinero procedente de los impuestos de aquellos a los que insulta y criminaliza.

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