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Antonio José Chinchetru

Europa y la Gran Muralla

está totalmente justificado que los ciudadanos temamos que con nuestros impuestos se va a ayudar a mantener y fortalecer la Gran Muralla dedicada a censurar Internet en China

Si una compañía privada, sobre todo si es estadounidense, anunciara que ha firmado un acuerdo con el ejecutivo de Pekín para el desarrollo de Internet, y que dicho acuerdo incluye el "apoyo al Gobierno chino para poner en práctica leyes y regulaciones esenciales", las protestas contra dicha empresa comenzarían de manera instantánea. Y, no lo duden, yo sería uno de los primeros en sumarme a ellas. Lo haría por saber que entiende la dictadura que oprime al país más poblado del mundo por "leyes y regulaciones esenciales" en el ámbito de Internet: censura, penas de prisión a los disidentes y toda una serie de medidas intolerables para el que tenga el mínimo aprecio a un derecho tan básico como es el de la libertad de expresión.
 
Sin embargo quien ha anunciado que ayudará al régimen comunista del país asiático no ha sido Yahoo! (la compañía que ayudó a detener un disidente), Microsoft (que acaba de censurar el blog de otro por orden del Gobierno chino) u cualquier otra compañía privada. Ha sido la Unión Europea. Este club de democracias, cuyo funcionamiento interno como organización demuestra cada día ser profundamente antidemocrático, no duda en firmar acuerdos con una terrible dictadura en una materia que afecta a una cuestión tan delicada como es la libertad de expresión. Lejos de eso, está totalmente justificado que los ciudadanos temamos que con nuestros impuestos se va a ayudar a mantener y fortalecer la Gran Muralla dedicada a censurar Internet en China.
 
De todos modos no es sorprendente. Los euroburócratas han dado sobradas muestras de un total desprecio a las libertades y derechos fundamentales de los internautas europeos, emprendiendo un camino que conduce cada vez más hacia un 1984 en la Red en el territorio de los Veinticinco. Hace medio año ya describí en esta misma columna semanal el equivalente fuera de Internet al sistema que nos quieren imponer en nuestra actividad on line: "cada ciudadano tendría detrás a un funcionario que tomaría nota de con quien habla en cada momento del día, las empresas de correos deberían dejar constancia de a quién y de quién recibe una carta o un paquete cada uno de nosotros, el quiosquero debería tener un archivo donde apuntaría que periódico o revista compra cada cliente…"
 
El control de la Red existente en China es aún mayor. El sistema de filtrado conocido popularmente como Gran Muralla impide a los internautas del país acceder a contenidos que molesten al régimen nacional-comunista, y si alguien se atreve a escribir algo que moleste al Gobierno o al partido único corre el riesgo muy real de terminar en prisión. No por algo ese país es conocido como la mayor cárcel de internautas del mundo. Es a ese sistema, a esa dictadura, a la que con nuestros impuestos se va a ayudar en la implantación de normas para Internet. Esperemos que al menos esa ayuda sea unidireccional y que nuestros euroburócratas no acepten los consejos del Gobierno chino para "poner en práctica leyes y regulaciones esenciales" en Internet.

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