Menú

Cada día da más la impresión de que la cúpula del Ministerio de Ciencia y Tecnología cree que los españoles somos tontos y necesitamos que Anna Birulés y su auténtica mano derecha, Borja Adsuara, –Baudilio Tomé habla poco y mejor que siga así– nos iluminen en los oscuros caminos de las Nuevas Tecnologías. El problema radica en que este análisis surgido de los despachos ministeriales no corresponde con la realidad y que las rutas marcadas por la ministra de la LSSI y sus colaboradores no suelen ser los más acertados.

La última de tan destacada dama es recomendar a los españoles que renuncien a la tecnología más avanzada por su precio y se conformen con soluciones temporales. Contra lo que parece creer Birulés, cualquier ciudadano es lo suficientemente inteligente como para decidir si merece la pena pagar lo que cuesta un televisor digital o si le compensa utilizar un decodificador, ese aparato que la ministra describe como "un pequeño ordenador". Con esos consejos, lo único que podría conseguir quien los da –sobre todo teniendo en cuenta el cargo que ocupa– es alejar a España de la cabeza europea en el conjunto de las Tecnologías de la Información. Por suerte, no somos tan tontos como para hacerles caso.

Pero no sólo se demuestra el desprecio hacia la inteligencia ajena con consejos absurdos. También se hace rechazando cualquier crítica y tratando de convencer al conjunto de la sociedad de que quienes se oponen a los planes de unos no saben de qué hablan o esconden oscuras intenciones. Estos dos últimos argumentos han sido los utilizados tanto por Birulés como por Adsuara contra los que, como quien escribe estas líneas, se oponen a la LSSI.

Sería de desear que desde Ciencia y Tecnología se ahorraran consejos innecesarios a la par que equivocados, y se escuchara más a la sociedad.

En Opinión