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Antonio José Chinchetru

Pecados blogosféricos

las bitácoras españolas están lejos de suponer una amenaza para los medios tradicionales

Hace tiempo un tipo de Buenos Aires con gran sentido del humor y una no menor dosis de capacidad crítica hacia sus compatriotas me contó un chiste que desde entonces he vuelto a oír en numerosas ocasiones. Este preguntaba sobre cuál es el mejor negocio del mundo, cuestión cuya respuesta era "comprar un argentino por lo que valor real y venderlo por lo que él cree que vale". Dicho chiste resulta del casi del todo cierto si se cambia la palabra "argentino" por "autor de una bitácora". Efectivamente, uno de los pecados más generalizados en la blogosfera (la parte de Internet formada por miles de bitácoras personales y colectivas) española es la sobrevaloración de uno mismo y del conjunto de las bitácoras. El otro, e íntimamente ligado al anterior, es el ombliguismo.
 
Sin duda las bitácoras hace tiempo que pasaron de ser algo nuevo a convertirse en un formato ya afianzado en la Red. Sin embargo, dista mucho de ser un fenómeno de masas y su influencia sobre el conjunto de la sociedad es más bien poca. Esta realidad no impide que se escriban largos textos –e incluso se dicten conferencias– en los que se asegura que los blogs suponen una alternativa real a los medios tradicionales (incluyendo entre estos a los periódicos exclusivamente on line) o que son los que han generado determinados estados de opinión pública. Tampoco es raro leer o escuchar que los weblogs han puesto en la agenda de actualidad tal o cual cuestión.
 
Nada más lejos de la realidad, al menos en España. Eso es simplemente sobrevalorar lo que uno hace a través de su bitácora (normalmente siempre se habla de la influencia cuando se trata de un tema sobre el que uno ha escrito) y exagerar la importancia de las bitácoras. Se trata de una expresión desmedida del ego personal y, si existe algo parecido, del colectivo. La influencia de un blogs, o de muchos de ellos combinados, sigue siendo mínima, y su contenido tan sólo consigue relevancia cuando un medio tradicional se hace eco de su contenido. Las bitácoras realmente influyentes son aquellas que son leídas con asiduidad por los periodistas y otros creadores de opinión de un país, y esas en España no existen.
 
El ombliguismo está directamente relacionado con la cuestión anterior. El número de referencias de unas bitácoras a otras es altísimo, muy superior al de enlaces a periódicos y otro tipo de páginas informativas. Los blogs españoles se retroalimentan con una gran efectividad, puesto que se citan de forma constante creando una agenda propia reducida a un número ínfimo de internautas. Esto se debe a que, además, gran parte de lectores de weblogs son a su vez autores y a que muchos de ellos (tanto los que disponen de su propio blog como aquellos que no lo tienen) suelen limitar su navegación por la blogosfera a un número muy limitado de bitácoras.
 
Aunque la blogosfera "oficial" (si se puede denominar así a quienes se han auto-erigido en portavoces, analistas y "gurús" del mundo bitacorero español, y de clara mayoría de izquierdas) pretenda lo contrario, las bitácoras españolas están lejos de suponer una amenaza para los medios tradicionales. Cierto es que un sector alejado del "oficial" ha conseguido cierta relevancia, pero está lejos de ser un contrapoder. Se trata del grupo de bitácoras liberales y otras también de derechas. Y eso se debe a que resulta molesto a algunos y a otros les permite encontrar algo que se sale del discurso dominante.

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