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Antonio José Chinchetru

Santiago Segura deja de ser Torrente

Que en el mundo del cine haya quienes –como él o Álex de la Iglesia– cambien de postura y apuesten por soluciones distintas a la mera, y además inútil, represión y a la vía recaudatoria del canon es digno de celebrar.

Corría el año 2005, mes de diciembre, y alguien dijo:

Todo aquel que se baja una película es un chorizo. Y yo no tengo que tomar medidas, sino el Gobierno. Si cuando estás ante un mantero te agarra un policía por el brazo y te dice: "600 euros de multa", ya verás cómo dejas de comprar. O si eres titular de una línea ADSL y te llega una cartita diciendo: "Usted se ha bajado contenidos ilegales de internet". Si se quiere, se puede acabar con la piratería.

Era, en definitiva, el discurso victimista al que nos tienen acostumbrados la SGAE y gran parte de quienes se dedican al cine o a la música en España. Y como tantos de ellos, quien pronunció esas frases pedía mucha mano dura, incluyendo la conculcación de los derechos fundamentales. Para que alguien te pueda enviar una "cartita" que hace referencia a lo que descargas de internet, antes ha tenido que violar tu derecho al secreto de las comunicaciones.

Corre el año 2011, mes de abril, y ese mismo alguien dice: "¿Cómo explicarle a un chico de dieciséis años que lleva siete bajando gratis de internet toda la música o las películas que se le ocurra, que eso está mal?"; o:"Para que defiendan mis derechos no me parece bien que toquen las libertades de otras personas".

Como cualquier lector avezado puede deducir del título de este artículo, si es que no lo sabía antes, ese "alguien" al que nos referimos es Santiago Segura. A finales de 2005, sus actitudes ante las descargas eran propias de su personaje Torrente. Defendía "soluciones" un tanto brutas y ancladas en el pasado. Ahora parece haber cambiado. Es buena señal. Que en el mundo del cine haya quienes –como él o Álex de la Iglesia– cambien de postura y apuesten por soluciones distintas a la mera, y además inútil, represión y a la vía recaudatoria del canon es digno de celebrar.

No nos engañemos. Segura ha dejado de ser Torrente, pero no se ha transformado en un libertario de la web. Sigue queriendo que exista regulación. Pero ha estado dispuesto a escuchar argumentos distintos a los suyos y a moderar sus posturas. Aunque sigue defendiendo que el Gobierno actúe para regular las "transacciones culturales" en la red, al menos no quiere represión. Si otros cineastas le imitaran, igual hasta alguien encuentra un modo de convertir para ellos la red en una fuente rentable de distribución.

Por el momento, él ha sabido hacer un cine rentable que no dependa de las subvenciones. Y además se enorgullece de eso.

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