Lo acontecido hasta ahora en el trámite parlamentario de la LSSI demuestra que ningún partido político se opone al control de la Red, las diferencias se limitan al quién y al cómo. La prueba de esto es la postura de los dos mayores partidos nacionalistas existentes en España. La gran queja de CiU y PNV era que el texto de Birulés y Adsuara vulneraba las competencias de las comunidades por ellos gobernadas. No hay que llamarse a engaño. Ninguna de estas formaciones trataba de defender lo que tienen, sino de conseguir más; querían tener como poco tanto poder como La Moncloa y aledaños para quitarse de en medio aquellas webs que les resultaran incómodas. El PP se ha plegado a sus exigencias.
Una vez conseguido este objetivo, CiU –cuyas protestas fueron mínimas– ha votado a favor del dictamen de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso y el PNV se ha abstenido. Que este partido no votara de forma favorable se debe a su constante enfrentamiento con el PP, no a que le parezca mal el híbrido resultante del proyecto de Birulés con las aportaciones de los seguidores de Pujol. Ambas fuerzas nacionalistas han conseguido lo que querían, disponer de capacidad de control de la Red, y lo expresan de la manera en que se lo permiten las circunstancias políticas ajenas a Internet.
Si la batalla por la libertad en la Red termina con el triunfo de Birulés, los internautas tendremos que temer las acciones de más autoridades de lo previsto hasta ahora. Se nos multiplican los problemas.
Un último aviso para navegantes. No nos engañemos. Esta ley es producto del PP porque es el partido que está en el poder. El PSOE, en solitario o en coalición con Izquierda Unida, nos habría brindado una norma parecida y con idéntico giro favorable al ansia de control de los nacionalistas. También se multiplicarían las autoridades en ese terreno digital que no las necesita.
En Tecnociencia
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Libro