Menú

Cualquier usuario de correo electrónico al que pregunte, le dirá que una de las cosas que más le molesta es el spam. Es normal, el correo basura hace perder tiempo y, en muchos caso, dinero a quien lo recibe. Lo que muchos no se plantean es que ellos también lo envían, puede que usted mismo. Incluso es posible que lo haya hecho poco antes de leer estas líneas.

Se suele relacionar el spam con la publicidad comercial, pero hay mucho más. El correo basura no es sólo ese en el que se le anuncia una oferta de Viagra, se le anima a visitar la página de una hermosa rubia dispuesta a desnudarse para usted o se le dice que ha sido el ganador de un maravilloso viaje a Eurodisney. En los últimos días he recibido docenas de mensajes en los que se me pide que firme contra la guerra y se los reenvíe a mis conocidos. No tengo nada que objetar a que alguien se oponga a un conflicto bélico, pero sí a que me saturen la bandeja de entrada con la finalidad de que yo también lo haga. Esos mensajes son correo no deseado, spam. No es correo basura por el contenido–también lo sería en el caso de que me pidieran que apoyara una intervención contra Sadam Husein–, sino porque se trata de e-mails que alguien me envía sin que yo haya dado a entender en ningún momento que quiero recibirlo.

Hay una manera muy simple de identificar este tipo de spam no comercial. Por lo general, el campo "para" contiene muchísimas direcciones. El problema se agrava cuando algún otro remitente del mensaje decide reenviarlo a toda su libreta de direcciones. Si quien lo envió es conocido común, ya lo has recibido por ración doble, como poco. Lo único bueno de esto es que muchas veces ya sabes que puedes borrarlo antes de leer de qué se trata: cuando te llega un e-mail de alguien que no te escribe en meses. Lo digo por experiencia, hay personas que sólo se "acuerdan" de que existo (mejor dicho, se acuerda su ordenador) cuando continúan una cadena o reenvían una absurda presentación en PowerPoint que pesa un mega.

Casi todos los internautas coinciden en pedir que se tomen medidas para combatir el spam. Contra el comercial, los particulares tenemos poco que hacer, está en las manos de la administración y algunas empresas, pero contra el otro sí puede actuar cualquiera. La manera es sencilla, basta con no convertirse en emisor. Sea usted educado, no reenvíe ningún mensaje a quien que no esté seguro de que pueda interesarle. No siga las cadenas de correo. Sea educado.

Si le ha gustado este artículo, haga un favor a sus amigos y conocidos. No se lo envíe si no tiene la certeza de que les interesará.

En Tecnociencia

    0
    comentarios