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Antonio López Campillo

Camp David: las ausencias

Entrevistas a repetición, fracasos a repetición. Es como si algo faltase. Normalmente, cuando algo no funciona, se mira si el dispositivo está en marcha, si no se ha olvidado algo. En las entrevistas de Camp David lo único que llama la atención es la tozudez de Clinton, que da la impresión de creer que Arafat ejerce un control real en Palestina.

Todo el mundo sabe que Barak tiene dificultades en el parlamento israelí, la publicidad de las situaciones políticas aparece, en estos casos, como un aspecto pernicioso del sistema democrático. Nadie se atreve a decir que Arafat manda muy poco, ni que no tiene ni un equivalente, efectivo, de parlamento, lo que hace que aparezca como un hombre con apoyo popular, de jefe histórico.

La oposición a Arafat es a la vez interna y externa, son los movimientos islamistas ortodoxos tal que Hamas, que tienen un carácter supranacional, como corresponde a movimientos musulmanes. La actual intifada está dirigida tanto contra los judíos como contra Arafat, en cuanto este busca una solución de paz con Israel, y cuenta con el apoyo, y directrices, de los islamistas.
Los observadores políticos establecen una simetría entre los palestinos y los judíos. Dificultades de Arafat, dificultades de Barak.

Es cierto que ambos tienen dificultades, pero estas son de naturaleza distinta. Barak tiene una oposición política, Arafat, a más de una oposición política, tiene la presión de una fuerza poderosa que existe en todo el mundo musulmán y que tiene muy inquietos, y atemorizados, a los gobernantes de los países musulmanes: los islamistas. En el caso palestino, los islamistas no se oponen a un tipo de paz, ni se preocupan del control de un sector de Jerusalem o de esas cosas de las que hablan en las reuniones de alto nivel; lo que quieren los islamistas, a través de la Intifada, es, simplemente, la eliminación de Israel.

La autoridad de Arafat es más bien débil y en Camp David esperaban fortalecerla con cesión de territorios. Las superficies en juego eran pequeñas para los unos y demasiado grandes para los otros. El obstáculo a una paz no se encuentra ni en la Autoridad Palestina, ni en el gobierno de Israel. Es la Intifada y quien puede decidir de su continuación los que tienen el poder de decisión.

En Camp David estaban ausentes los islamistas.

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