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Antonio López Campillo

Ciencia y prudencia

Uno de los problemas con los que se enfrenta la sociedad industrial actual es la del contrabando de productos falsos; discos pirateados entran a miles por nuestras antiguas fronteras, y copias de juguetes o tabaco siguen el mismo camino. Y eso que está prohibida tal actividad. Las drogas, cocaína, heroína, éxtasis no son legales y están inundando España. Todo esto nos dice que una prohibición administrativa no impide que una mercancía declarada ilegal no circule por el país. Más fuerte que la ley es la ganancia y si se gana bastante con la venta de algo prohibido, el producto se venderá pese a las autoridades. Si a esto añadimos que en el interior de la Comunidad Europea los controles aduaneros son más bien débiles, se deduce que, salvo un nutrido servicio de control, multitud de productos prohibidos pueden pasar las fronteras con una cierta facilidad.

Con motivo de la aparición de un par de casos de vacas locas en España, el ministro encargado de la cosa dijo que se trataba de un caso de transmisión genética y no el fruto de una alimentación con harinas animales, ya que estos productos están prohibidos desde 1994 y la vaca enferma nació después. Se buscan, pues, abuelas extranjeras de los bovinos enfermos, ya que la importación de animales no está prohibida y la de las harinas animales sí. En ese caso, la administración no tiene nada que ver con la contaminación.

El consumo de harinas animales en la alimentación del ganado bovino tiene varias justificaciones. Una, la más interesante para el ganadero, es que con esa alimentación el ganado engorda más y con mayor rapidez. Los técnicos calculan que un animal alimentado con piensos naturales es apto para la venta en un plazo de unos cuatro años; pero, criado con piensos que contienen harinas animales, con dos años o poco más se obtiene el mismo resultado. Las ventajas económicas son importantes y por ello la tendencia a usar esos piensos es fuerte.

Pero son los piensos con harinas animales los que contienen priones que alteran los priones de las vacas y producen la Encefalopatía Bovina Espongiforme, EBE para los amigos. No todos los piensos con esas harinas tienen los priones deformadores, y su detección en las harinas no es fácil, y menos aún en los piensos mixtos. Su control es dificultoso y exige un buen numero de especialistas en la materia, que no se improvisan. No basta con decretar, hay que poder actuar.

Hay dos vías de transmisión de los priones deformadores, la ingestión de los mismos en piensos que los contienen y por vía genética. Una vaca alimentada mal puede no dar muestras de enfermedad durante un tiempo más o menos largo y, durante ese periodo de “latencia”, engendrar terneros. Alguno de ellos puede estar contaminado y la sigue. Los mecanismos son complejos y su conocimiento no es total. Por lo tanto, su control no es seguro, lo que exige un máximo de prudencia y explicaciones claras. Decir cosas inexactas puede conducir a alarmar a los consumidores en lugar de tranquilizarlos.

Por lo que se sabe hoy, el contagio se produce por consumo de los productos de la casqueria y de los elementos del sistema nervioso de la res. La carne no parece presentar peligros, el filete o el asado no son, en principio, dañinos. Hay que excluir también los huesos, por el tuétano evidentemente. La primera precaución es utilizar un sistema de corte de la carne que evite el contacto con las partes peligrosas. El troceado es el primer paso para asegurar la calidad de la carne. El siguiente es controlar de verdad los piensos, es decir, hacer efectiva, con medios adecuados, la prohibición de las harinas animales.

Para evitar que cunda el pánico, lo primero que se tiene que hacer es explicar lo que se sabe e instruir a la población sobre el buen uso de la carne de vacuno. Pero esto no deben hacerlo los ministros, sea nacionales o europeos, que dan la sensación, en sus declaraciones, de estar más asustados que informados y que siembran sin quererlo el temor y la duda. Es necesario y urgente, que personas competentes digan lo que sucede, sin miedos políticos.

Sólo la verdad nos librara del miedo.

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