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Antonio López Campillo

La nueva Babel

Europa la formaban 15 naciones que hablaban 12 lenguas diferentes. Europa ha crecido y hoy la forman 25 países en los que se hablan 21 idiomas diferentes. Hoy la UE tiene 454.452.000 habitantes, es decir que tiene casi 170 millones de habitantes más que los EEUU. Y también veinte lenguas más que los yanquis; les vamos ganando.

Para mostrar nuestros orígenes se ha firmado el acta de adhesión de los diez nuevos países europeos a los pies de la Acrópolis de Atenas. Dada la riqueza de lenguas de esta Europa de 25 países, se podría haber firmado el acta de adhesión a los pies de la Torre de Babel (leer los nueve primeros versículos del capítulo XI del libro del Génesis). De paso indicaremos que Babel en hebreo significa "confusión".

Hay quienes dicen que la lengua hablada es un excelente medio de comunicación, superior al gestual; en este caso la Europa de los 25 está dotada de 21 excelentes medios de comunicación. Estos 21 medios de comunicación no los usan todos los europeos, se los reparten. El 20% hablan alemán, el 15% francés, el 13,5% inglés, el italiano lo habla el 13% de los europeos, el español el 9% y el polaco el 8,5%, las 15 lenguas restantes se las reparten el 21% de los europeos. Hay, en el origen, una cierta dificultad para comunicarse los europeos entre sí. A estos 21 idiomas hay que añadir las lenguas minoritarias como el catalán, el bretón, el vasco…

Una de las ventajas de esta riqueza lingüística reside en que se van a crear, con certeza, varios cientos de miles de puestos de trabajo de interpretes, en ministerios, embajadas, instituciones internacionales, empresas comerciales e industriales, turismo… De todas formas lo más probable es que se utilice un solo idioma, precisamente el que hoy se emplea como medio de comunicación en todo el mundo: el inglés. Lengua que acabará siendo el idioma de todos los europeos de esta Europa. Con el tiempo, la importancia real de las otras lenguas se irá atenuando, acabarán reduciéndose a lo que hoy son las "hablas" locales.

Seguramente habrá protestas, en cada país, para intentar impedir que se reduzca, en la enseñanza, el número de horas lectivas de la lengua vernácula, a favor de las dedicadas a la lengua común, en este caso el inglés. Como las cosas son como son y la transmisión de la información es vital para el desarrollo de la vida económica, social y espiritual, se tendrá que imponer rápidamente un idioma único. Esto no es debido a la mala voluntad de algunos, es una exigencia económica; no hay que olvidar que los EEUU emplean una sola lengua.

La comunicación comporta tres partes fundamentales: a) el transmisor o fuente de la información, b) el canal, es decir las vibraciones del aire, el teléfono, ondas radioeléctricas, según los casos y c) el receptor de la información. La traducción duplica el proceso de la transmisión, lo que significa más tiempo, a estos dos procesos hay que añadir el tiempo de la traducción, y como cada canal tiene ruidos que distorsionan la información, la dosis de ruidos aumenta al aumentar el número de canales. Para no perder tiempo e información se impone el uso de un solo idioma.

Es cierto que el uso de muchas lenguas implica confusión.

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