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Antonio Robles

Estelas vacías

Después de un año de impotencias, las estelas dejadas por los mayores del 15-M en los adolescentes no pueden ser más desoladoras. Y algunas de los adultos, peligrosas. Como ésta: "El pueblo unido, funciona sin partidos".

Toda revolución deja estelas literarias dignas y mediocres, incluso ridículas. O mayoritariamente ridículas en cuanto el tiempo las mira con perspectiva. Algunas son esculpidas en piedra. No por merecerlo, sólo porque sus creadores lograron convertir la revuelta en poder. El resto pasa al olvido. "Parad el mundo, que me bajo". Mayo del 68. En su momento, algunos creyeron que decía algo.

Aunque sólo sea para huir de la pesadilla de la prima de riesgo, transcribo sin ganas el rastro dejado en nuestros adolescentes de instituto la marea indignada del 15-M.

Las fui recogiendo a medida que fueron apareciendo por paredes y corchos de nuestros centros de enseñanza. Eran hijas de la impronta literaria del 15-M. Pero adaptadas a las movilizaciones provocadas por los recortes de educación en Cataluña. Los alumnos más concienciados  las recopilaron con entusiasmo, las colgaban por cualquier parte como joyas resplandecientes y categóricas. Tanto, que ahí siguen, viendo pasar el tiempo como la Puerta de Alcalá, sin que nadie las cuestione, ni siquiera para juguetear con ellas y buscarle su coherencia.

-          "Pienso, luego me indigno". ¿Y los demás no? ¿Para tan poca cosa sirve la conciencia?
-          - "Menos recortes y más educación". ¿Por qué les preocupan los recortes en educación si no aprovechan la que ya tienen?
-           " No somos obstáculos, objetos, muñecos, el peligro, el enemigo. Estamos ofendidos y ¡esta es nuestra única lucha!" ¿La lucha consiste en estar ofendidos? ¿Ofendidos por qué? ¿Por los contratos basura o por la falta de una reforma laboral que no ahogue al empresario? ¿Por defender el aborto o por considerar asesinos a los abortistas...? ¿Y contra quién..? ¿Quiénes son los ofendidos? ¿Y los ofensores?
-          "Si ellos se hacen los suecos, nosotros nos hacemos los griegos". ¿Quiénes son ellos y quiénes nosotros? ¿Sabéis qué han votado los griegos? ¿Eso queréis ser?
-          "Siempre iremos abriendo paso... y no nos lo impediréis" ¿Abriendo paso hacia dónde? ¿Y quiénes son los que no podrán impedíroslo?
-           "Somos el pueblo, no el enemigo". ¿Quién os dio la patente para ser el pueblo? Por cierto, ¿qué es el pueblo?
-          "Nosotros somos NI-NI, ¡Ni nos rendimos, Ni obedecemos!" ¿Rendirse? ¿En qué batalla y ante quién? ¿No obedeceréis a vuestros padres ni a la ley? ¿A nadie...?
-          "¡No somos ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba". ¿Quiénes somos los de abajo? ¿Y los de arriba? ¿Carecéis de valores e ideología? ¿sois puros como los ángeles asexuados de los libros sagrados?
-          "No nos quitarán nuestras armas" (arropando al texto, escuadras, lápices y reglas) ¿Las herramientas de la cultura son armas? Y en todo caso, ¿quién quiere destruir las armas de la cultura?
-          "La solución es la revolución". ¿Qué solución? ¿Qué revolución? ¿La maoísta,  la escuela de Chicago? ¿Quizás la revolución científica?
-          "¡Manos arriba, esto es un contrato!" Al fin, una metáfora imaginativa para este tiempo de decadencia.

Después de un año de impotencias, las estelas dejadas por los mayores del 15-M en los adolescentes no pueden ser más desoladoras. Y algunas de los adultos, peligrosas. Como ésta: "El pueblo unido, funciona sin partidos".

Parece una maldición, en cuanto se concreta cualquier indignación cívica, aparecen las limitaciones que se tratan de superar.

No hacerse cargo de nuestras decisiones, ni sospechar el alcance de nuestros actos, nos arroja a la edad de la inocencia, pero no nos convierte en inocentes. 

En Sociedad

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