Menú
Antonio Robles

Mérito, requisito y jueces nacionales

No se lleven a engaño; en Cataluña no importan leyes, normas ni reglamentos, cualquier resquicio legal les sirve para dar un paso más hacia la construcción nacional.

Andan los socialistas ufanos por haber conseguido que en el interminable borrador del Estatut la lengua catalana sea "mérito" pero no "requisito" para lograr plaza de jueces y magistrados en Cataluña. No se lleven a engaño; en Cataluña no importan leyes, normas ni reglamentos, cualquier resquicio legal les sirve para dar un paso más hacia la construcción nacional. En este caso, el mérito se convertirá en requisito excluyente al día siguiente de aprobarse el Estatut.

Les diré cómo antes se ha hecho en la enseñanza con eficacia letal. En 1980, nada más tomar posesión como Presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, el Departament d’ensenyament otorgó por méritos en el conocimiento de la lengua catalán seis puntos y, un año después, diez. La suma del resto de méritos, incluidos doctorados, publicaciones o especialidades, no llegaban nunca a superar esos diez puntos, con lo cual, el mérito se convertía en requisito excluyente. No duden un instante: ese criterio o sistema será el que se impondrá para excluir a todos los que no tengan el perfil lingüístico nacionalista.

Podrían opositar sin requisito o mérito lingüístico alguno aspirantes a jueces y magistrados del resto de España para evitar que Cataluña se convierta en coto privado, y una vez asentados en Cataluña darles un plazo razonable para que lo aprendiesen. Pero no lo harán, nunca, jamás; no lo duden un instante. A esta casta nacionalista no les interesa la justicia, ni la excelencia de los jueces, sólo la construcción nacional y el requisito o sello más emblemático es la lengua.

Como en todo, juegan con ventaja. Nada más instaurarse la enseñanza del catalán en los finales setenta, la asociación ultra nacionalista Omnium cultural gestionaba la incorporación de maestros especialistas de catalán en la escuela. Como no había titulados suficientes habilitaron a cientos de personas con estudios secundarios mediante promesa, por parte de estos, de sacar el diploma de maestro o de cualquier titulación superior en el plazo de 5 años. Ante la necesidad, el apaño servía al sistema y a nadie perjudicaba. Podría ser un modelo para quienes vinieran a instalarse a Cataluña. Pero no lo harán. Al contrario, agitarán los méritos para espantar o desanimar a los interesados e incomodar y acelerar la marcha de los que ahora tienen plaza en Cataluña. No es profecía, se lo aseguro, sólo experiencia de años en la enseñanza. Así dejaron de venir aspirantes del resto de España, mientras abandonaban Cataluña 14.000 maestros a mediados de los ochenta.

Son evidencias no escritas pero tan reales como el terror difuso que se extendió por Estados Unidos en los años del macartismo tan bien plasmado en la película: "Buenas noches y buena suerte".

Los juzgados son una de las escasas instituciones que aún no tienen como única lengua al catalán. Como en todas las ya "normalizadas", primero reivindican el bilingüismo en nombre de la supuesta minorización a que está sometido el catalán en esos ámbitos y, una vez conseguido, entonces exigen el monolingüismo por ser lengua normal en ellos, y propia de Cataluña. Es tan cutre la mentira para quienes no se han negado a verla...

De la endogamia que traerá semejante cacicada ni les cuento. Si la justicia, antes que ser justicia ha de ser nacional, ¡que Dios nos coja reciclados!

En España

    0
    comentarios