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Antonio Robles

Se creyó su propia propaganda

Mas carece de grandeza para presentar su dimisión. Es su hora, la de los cobardes.

Artur Más lanzó un órdago histórico en nombre de Cataluña a España y a su historia, y comprometió hacienda y paz social. Convocó al pueblo de Cataluña a que le respaldara para romper con España, y perdió.

Primera consecuencia: CiU perdió el envite; ni sacó la mayoría absoluta que Artur Mas exigió como condición previa para contraponer su "democracia popular" a la legalidad democrática, ni su pueblo le aceptó como Moisés para llevarlo a la tierra prometida.

Segunda consecuencia: su irresponsabilidad ha dejado en cueros la fuerza real del secesionismo. Hoy el independentismo ha bajado tres diputados respecto a las anteriores elecciones (en 2010 la suma de los partidos netamente independentistas, CiU, ERC y SI, agrupaba 76 escaños, y ahora CiU, ERC y CUP suman 73; o sea, 3 escaños menos). Y los más radicales y frikis han quedado fuera del Parlamento: Laporta, López Tena...

Tercera consecuencia: su órdago ha hecho un inmenso favor a la clarificación política en Cataluña, que tan bien tenía enmascarada su mentor Jordi Pujol. Un pueblo acobardado, acomplejado y esquivo, alejado de la participación política en las autonómicas, por considerarlas ajenas a sus intereses, se ha asustado y ha salido por primera vez a votar. Seguramente, a partir de ahora, además, muchos saldrán del armario y se harán visibles. Por fin, el nacionalismo dejará ser el chulo del pueblo. Habrá un antes y un después. A partir de ahora, en Cataluña habrá nacionalistas y no nacionalistas. Con palabra, voz y ganas de hacerse visibles. Se lo debemos al miedo a la independencia.

Cuarta consecuencia: Artur Mas se creyó su propia propaganda, la propaganda que han construido desde las cloacas de la Generalitat desde 1980, con los presupuestos de todos los catalanes. Medios y periodistas crearon una realidad virtual sobredimensionada. Pero la realidad se ha impuesto a la virtualidad televisada por TV3. La mentira del millón y medio, la exagerada puesta en escena de esteladas y publirreportajes, ha sido una gran aportación al NODO identitario, pero el teatro es el teatro. Y la calle son las urnas.

Artur Mas ha cometido un error de bulto, se ha llegado a creer la espuma de los más radicales, y al final sólo los ha alimentado para hacerlos más fuertes contra sus propios intereses de partido. ERC y la CUP no serán de los suyos. Algún día sabrá lo que significa eso. A partir de ahora sabrá lo que es llevar la cruz de los verdaderamente independentistas de ERC y la CUP. El PSC ya sufrió esa cruz. Al tiempo.

Una última lectura. El partido que más ha subido en porcentaje relativo ha sido el partido que se ha opuesto con más coherencia al independentismo, C’s. Representaba la unión, la Constitución española, la tolerancia, el pluralismo y el futuro sin crispaciones. Y el electorado ha triplicado su representación. Ha pasado de 106.154 votos en 2010 a 255.320 en las elecciones que querían expulsar a España de Cataluña. De 3 diputados a 9. Felicidades.

Mientras tecleo estas últimas palabras, Mas habla patético en televisión. Carece de grandeza para presentar su dimisión. Es su hora, la de los cobardes.

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