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Antonio Robles

Tres mujeres en defensa de España

Hablo de Cayetana Álvarez de Toledo, Rosa Díez y la princesa Leonor. Las tres distintas, las tres imprescindibles.

"En tiempos de tribulación, no hacer mudanza", aconsejaba San Ignacio de Loyola para vadear los embates de los poderes terrenales. El consejo viene como anillo al dedo en estos tiempos de incertidumbre para la nación. Saber detectarlos y dar respuestas adecuadas no siempre es fácil ni llegan con libro de instrucciones.

Precisamente por ello, aquellos que tienen el coraje de aguantar firmes las revueltas, diferenciando con exactitud lo esencial de lo accesorio, aseguran la persistencia de los pueblos.

En estos tiempos de tribulaciones para el destino de la nación española, y su Estado de Derecho, tres mujeres han salido al rescate con la firmeza con que aconsejaba mantener el sabio de Loyola la calma en tiempos de mudanza: Cayetana Álvarez de Toledo, Rosa Díez y la princesa Leonor. Las tres distintas, las tres imprescindibles.

Las traigo a este texto a dos días de las elecciones más turbulentas de los últimos tiempos, porque, siendo muy distintas, las tres tienen algo en común: la defensa de España como espacio del bien común y como garantía del Estado de Derecho, la democracia, la justicia y la libertad. Las tres han apostado su patrimonio y su honra por ese ideal, por encima de ideologías contingentes, contextos interesados o conveniencias políticas.

Cayetana ha quemado las naves de su partido al norte del Ebro. El sábado pasado impulsó por primera vez un homenaje en Barcelona a la Resistencia contra el nacionalismo y pidió públicamente perdón en nombre de su partido por haber abandonado a su suerte a los catalanes constitucionalistas durante estos últimos 40 años. Y lo que es más importante, ha emprendido una defensa del Estado de Derecho en Cataluña sin precedentes, sin eufemismos, señalando el mal y desplegando el antídoto para superarlo: "Ustedes no han construido una nación, han construido una secta", le espetaba a la cara al director de TV3, Vicent Sanchis, en el debate del martes pasado en esa caverna del separatismo. Y acababa su intervención recordándole la Cataluña que han ignorado y excluido:

Existe otra Cataluña, una Cataluña demócrata, una Cataluña luminosa, una Cataluña plural, una Cataluña tolerante, y con esa Cataluña vamos a trabajar nosotros para una inmensa tarea de reconstrucción.

Cayetana es valiente, pedagógica, despojada de todo complejo frente al nacionalismo, asumiendo incluso la incomprensión de algunos meapilas de su partido. Lleva el Estado en la cabeza, y sabe que el domingo se juega su destino. Y no se encoge, al contrario, salvar el abismo le da aún más coraje porque sabe que la empresa es el destino de nuestra casa común.

Es el mismo coraje que a Rosa Díez le ha llevado a apoyarla públicamente, anteponiendo su imagen, el curso de su pasado político y asumiendo las críticas que le lloverán. Rosa se fue del PSOE y criticó sin descanso al PP de Mariano Rajoy por lo mismo, por la connivencia del primero con el nacionalismo y por la apatía del segundo ante sus desmanes. Ahora apoya a Pablo Casado por su defensa de la integridad territorial de España y su Estado de Derecho. Así lo sostuvo en esRadio: "Quiero a España" y "quiero que gane alguien que tenga más amor por el país que por sus siglas".

Quizás sea la tercera mujer, la princesa Leonor, la que más ternura inspire, no sólo porque aún es una niña, sino porque en su maravillosa fonética catalana completa el compromiso de la Corona en Barcelona con la unidad de España. No sólo por convicción, sino porque el ser de la Monarquía implica la defensa de España por encima de cualquier otra consideración o interés. Mientras un líder político, o un partido, tiene la tentación de mirar más por sus intereses particulares que por el general del Estado, en la Corona el bien particular y el bien del Estado coinciden, son lo mismo. En este país de cainitas y sectas, la Monarquía representa la neutralidad, el bien más preciado de un gobernante.

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