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¿No más café con leche?

Los venezolanos han estado sufriendo la escasez de alimentos y productos básicos por una buena parte de esta década a causa de los controles de precio del gobierno bolivariano impuestos desde el año 2003. Guillermo Peña Panting.

Los venezolanos han estado sufriendo la escasez de alimentos y productos básicos por una buena parte de esta década a causa de los controles de precio del gobierno bolivariano impuestos desde el año 2003.

El último producto en sumarse a la lista de control de precios ha sido el café, que ahora tendrá que ser importado para satisfacer una demanda interna ya afectada por los bajos niveles de producción nacional y exportaciones no registradas (léase contrabando), principalmente hacia Colombia, donde se paga un mejor precio por el grano. 

El Gobierno ha tomado recientemente el control de dos de las mayores procesadoras de café, Café Madrid y Fama de América que representan el 80% del consumo de café, para investigar sobre sus bajas producciones y si han violado las leyes de control de precios. El Ministro de Comercio Eduardo Saman amenazó "proponer al Presidente de la República la expropiación de la planta para que pase a ser controlada por los trabajadores".

Los controles de precio son dictados por dos autoridades: el Ministerio del Poder Popular para el Comercio, y el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios. Este último es el encargado de investigar cuando una empresa o individuo vende a precios superiores al “precio justo y legal” estipulado, e impone las sanciones correspondientes.

Cuando así lo deciden, estas autoridades tienen también la facultad de subir o bajar el precio de los productos controlados. Hasta ahora, la lista de productos en escasez con control de precios, a la que ahora se suma el café, incluye el azúcar, el aceite, la mantequilla, mayonesa, el arroz y la harina.

Según un diario local, a inicios de julio desaparecieron por completo de las estanterías de los supermercados el papel higiénico y la leche en polvo como resultado de un comunicado oficial que anunciaba la subida de precios de estos artículos.

Regresando al café, vemos cómo mientras los productores responsabilizan a los controles de precio por la baja de producción, el gobierno culpa al medio ambiente y sobre todo a la especulación. Cuando más alto es el déficit del mercado interno, más difícil es para los cafetaleros obtener permiso de exportación.  Y dado que en Colombia se paga casi el doble, una buena parte de la producción nacional termina saliendo a Colombia sin ser declarada.

El Presidente Chávez, líder indiscutible del grupo de las dichas repúblicas bolivarianas, no tardará en ofrecerles a sus socios de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y de Petrocaribe, petróleo venezolano a cambio de café.  Ya ha practicado esta forma de trueque para enfrentar  la escasez de otros productos. Cuba paga petróleo con médicos y servicios de seguridad e inteligencia, Nicaragua con leche y sus derivados, y a Honduras se lo ofreció a cambio de frijoles, maíz y azúcar. 

Es un negocio en el que los perdedores son los ciudadanos venezolanos que terminan pagando más por sus compras, sea en el mercado o por medio de sus impuestos y las perdidas del tesoro público. Mientras el whisky escocés y la venta de automóviles fluyen en Venezuela como las aguas del Orinoco  en temporada lluviosa, el café con leche y dos cucharadas de azúcar, se convierte en todo un lujo importado.  

Guillermo Peña Panting es analista de desarrollo y el Coordinador para el Programa de América Latina en el International Policy Network en Londres.

Artículo distribuido por el International Policy Network, centro de estudio para el desarrollo económico basado en Londres.

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