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Privilegios bancarios

La imagen de la banca como custodio de fondos ya no es lo que era, ni los banqueros tampoco. Todo cambia, y los bancos y banqueros también, ahora veremos cómo y el papel que juega el Sistema Financiero en todo esto.

Los dibujos animados presentan al Tío Gilito, el personaje de Disney, en el papel de banquero fumando un puro y rodeado de bolsas abultadas, con el símbolo del dólar, de las que asoman monedas de oro. Esa imagen de la banca como custodio de fondos ya no es lo que era, ni los banqueros tampoco. Todo cambia, y los bancos y banqueros también, ahora veremos cómo y el papel que juega el Sistema Financiero en todo esto.

Hemos visto en las dos entregas anteriores (aquí y aquí) que en el caso de España se ha producido una demanda de crédito muy alta por parte de familias y empresas para operaciones inmobiliarias, lo que ha requerido por parte de las Entidades Financieras el uso de mecanismos que le permitieran aumentar su oferta de crédito. Trata de captar depósitos, y se endeuda a corto plazo por medio de los instrumentos a su disposición, tales como el recurso al banco central y las titulizaciones

Sucede que el ritmo de solicitud (demanda) de créditos ha sido muy alto, fomentado por unas bajas tasas de interés. La inflación o crecimiento de los salarios era superior en muchos casos al tipo de interés nominal, lo que hacía que la cuota de la hipoteca representara progresivamente una parte cada vez menor del salario.

El crecimiento del saldo hipotecario de las Entidades Financieras ha sido mayor que el de los depósitos o ahorros, así como el aumento de la riqueza nacional o PIB. Nuestras deudas aumentaban más deprisa que las rentas. Es interesante observar que, a partir del 2004, se produce un crecimiento paralelo del volumen de saldos titulizados, de la masa monetaria (M3) y lo que es más importante, la deuda exterior.

Es decir, el dinero que ha financiado esos créditos ha provenido de cambiar Activos por Deuda y ha venido de fuera de la península, o en otras palabras, se debe a entidades de fuera de España. La frase anterior, además de quedar bien pretende explicar que una cosa es tener un Activo, como una deuda, y otra es que a cuenta del dinero que me deben lo capitalizo, vendo y doy a mi vez créditos. Voilá!

En este último capítulo vamos a hablar de algo como dice Baudelaire que "a todo el mundo le interesa, pero nadie habla". En su caso se refería al derecho de cambiar de opinión, pero nosotros no, en nuestro caso hablaremos de responsabilidad y, en particular, de riesgo moral.

Empecemos, por el principio. Cuando una familia se endeuda no es un acto irrelevante. No es lo mismo adquirir una deuda para uno o dos años que para treinta. No es lo mismo el grado de compromiso, tanto el de la persona que lo adquiere como de aquellas a las que compromete. No son iguales los compromisos que se pueden saldar con una pena menor, como aquéllos que nos pueden traer años de problemas y sinsabores.

Ser Avalista es un acto que debía exigir un certificado previo de salud mental, expedido por psiquiatra. La vida en treinta años da muchas vueltas, en ese plazo de tiempo tienen lugar tanto eventos naturales, como el nacimiento la muerte o la enfermedad, hasta sociales, como separaciones divorcios, así como económicos, como el cambio de empleo o el paro.

Tampoco es lo mismo endeudarse en una operación de ahorro a largo plazo, en la que se constituye una hucha o fondo como especulación, es decir, comprar para vender según vaya el mercado, y aún menos si para tal cosa hay que endeudarse de manera importante.

Según el Instituto nacional de Estadística (INE), en España había 20,8 millones de viviendas para 12,3 millones de familias (1,45 viviendas por familia) en 2001, y hemos pasado a tener 26,8 millones de viviendas para 16,9 millones de familias (1,56 viviendas por familia) en 2008, de las que el 86% son en propiedad y 14% en alquiler u otra forma de cesión. En otras palabras, hay tres viviendas cada dos familias.

Es decir, la vivienda ha pasado a ser en la percepción social un instrumento de consumo. Todo el mundo tiene, al menos, una, como la Playstation, y muchos dos, es decir, también la Wii. Todo ese parque de viviendas adquirido, en algún caso para especular, es el que presenta dificultades frente al pago. En efecto, si como hemos comentado, un 5% de las familias tienen en paro al sustentador principal, ahora es más difícil disponer de la renta para pagar la hipoteca, y todavía más si es la de la segunda vivienda.

Se puede decir que el Sistema Financiero ha enviado al mercado señales diciendo que la disponibilidad de crédito en forma de ahorro de otros, era artificialmente barata lo que ha facilitado una toma de decisiones erróneas, endeudándose familias y negocios.

Mercado inmobiliario

Vamos a ver qué les pasa a las Entidades Financieras. Todos tenemos costumbre de que para pagar hay que cobrar, por lo tanto, cuando el flujo de pagos se interrumpe el problema del impago se traslada, o mejor aún, se propaga. Cuando sucede esto, es decir, cuando dejan de pagar las familias -aparte de las empresas, cuyo procedimiento es diferente desde el punto de vista administrativo- se ponen en funcionamiento ciertas regulaciones que actúan como salvaguardia y que afectan, en primer lugar, a las reservas para los riesgos en curso.

Son aquellos ahorros que en momentos de incertidumbre nos permiten salir adelante. Esta medida tiene dos aspectos inmediatos: aumenta los requerimientos de capital de la entidad, los inmoviliza, y reduce los resultados al no permitir trabajar con ese dinero.

En cualquier caso, si las hipotecas han sido titulizadas, y como hemos visto aproximadamente el 30% del Saldo Hipotecario lo estaba, los pagos de las hipotecas, que forman el Fondo de Titulización (paquete de Pólizas Hipotecarias y Cédulas), sirven para hacer frente al pago de intereses y principal de los bonos emitidos por la Entidades Financieras con cargo al Fondo.

La propagación del impago

Si una parte de las hipotecas resulta impagada se corre el riesgo de que una parte de los bonos no se pague. La sensibilidad de los Fondos al impago (Default) es muy alta, aunque hay mecanismos de protección en el Fondo para ello. Por ejemplo, se descompone la cartera en tramos (tranchas) con niveles de interés y riesgo diferente para diluir el riesgo.

Pero también sucede que dentro de otro Fondo o esquema (un CDO, por ejemplo) participen esos bonos a su vez como cartera o, más modernamente, colateral. Dicho con otras palabras, pequeños niveles de impago se propagan a lo largo y a lo ancho del flujo total de pagos y afectan en cascada a las diferentes emisiones de bonos, multiplicando el daño.

Que una Entidad Financiera no atienda el pago de sus bonos tiene consecuencias importantes para el Mercado. Como ya explicamos, la rentabilidad financiera del fondo no era el primer objetivo de las Entidades Financieras, lo era el uso del dinero para alimentar el multiplicador y, por lo tanto, el monto de nuevos créditos que podía conceder.

Es decir, beneficios y pérdidas ven aumentada su importancia por este efecto, que va contra el capital de la entidad. Por eso cuando hay problemas es muy importante que el Banco de España o el Banco Central Europeo (BCE) asista a la Entidad Financiera a reconstruir el capital perdido. Por ejemplo, las Entidades Financieras han podido obtener dinero del BCE al plazo de un año y a un tipo de interés del 1% presentando como aval o colateral bonos emitidos después de agosto de 2007, además de otras medidas como el FROB español (fondo de rescate bancario).

El rescate del BCE

La situación anormal es la relativa a la ayuda que reciben las Entidades Financieras del Banco Central. Las empresas normales suspenden pagos o quiebran (como sucedió con Lehman Brothers), existiendo ciertos mecanismos legales de protección a la empresa y acreedores -entre ellos, los clientes-, así como de exigencia de responsabilidades a los administradores.

En España la nueva Ley Concursal exige la llamada pieza sexta en la que el Tribunal califica si la conducta de los Administradores está sujeta a responsabilidad o no. Caso de ser así, tienen una responsabilidad solidaria. Por lo tanto, las Entidades Financieras cuentan desde el punto de vista de la economía con dos ventajas incomparables: la expansión crediticia y la ayuda en última instancia del Banco Central, junto con la NO exigencia de responsabilidades a los Administradores salvo en casos muy contados (Banesto con Mario Conde, por ejemplo).

Por lo tanto, hemos llegado al "Riesgo Moral". Es decir, dentro de las posibles causas de fracaso de una empresa figuran razones de todo tipo. Las hay naturales, derivadas de un evento que rompe el funcionamiento de la Sociedad -como los actos naturales, siniestros como incendios o lluvias, etc.- y otros actos llamados "Actos de Dios", en la nomenclatura actuarial, y riesgos derivados del funcionamiento económico y, finalmente, actos de los Administradores que expongan a la empresa a un riesgo desproporcionado frente a su capacidad financiera.E

El papel de auditorías y gobiernos

Cuentan que a principios del Siglo XX la propiedad o dueños de una empresa contaban con profesionales externos que le pudieran decir que si la misma estaba siendo bien administrada o no por el equipo de gestores. Se llamaban Auditores, y el papel del propietario y el de los Administradores estaban bien diferenciados.

Hoy en día, es la propia empresa quien contrata y paga a los Auditores para que garanticen a los accionistas que las cosas están razonablemente bien hechas. ¿Qué ha pasado? La caída de Enron representó la desaparición de su auditor, en este caso Arthur Andersen, y en el caso de Lehman Brothers parece ser que PWC no ha tenido problemas con el Repo 105.

¿Pero qué sucede con los bancos y otras entidades, que están recibiendo una ayuda desmesurada del Sector Público? Basta leer la prensa económica, por ejemplo, el Financial Times y el WSJ, y constatar un clamor social creciente a favor del Riesgo Moral,que amenaza la credibilidad de los Gobiernos.

El accionista pierde lo invertido porque la entidad quiebra, se queda sin su ahorro. Paga cuando la ayuda del Gobierno se hace con fondos públicos porque lo hacen con sus impuestos, aunque luego se hable de la retirada de las mismas, y a veces paga otra vez, cuando a través del consumo, se le vuelve a repercutir por parte de la empresa que lo ha recibido, el coste de esa ayuda.

Hay noticias curiosas. La Deuda Soberana de los Gobiernos se vende o coloca aseguarda en el Mercado. Este seguro lo proporcionan, entre otros, los bancos que han recibido ayudas. ¡Dios Salve al Tío Gilito!

Artículo elaborado por Juan Luis Valderrábano López.

Doctorando de Economía de la Universidad Rey Juan Carlos.

Nota: los dos artículos previos de esta serie.

Los intereses bancarios creados

¿Cómo consigue dinero un banco?

En Libre Mercado

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