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Borja Gracia

España y el mundo según qué prensa

Tengo la fortuna, o al menos así creía yo hasta ahora, de estudiar desde hace ya unos años en Estados Unidos. Eso me hace venir a la Madre Patria unas semanas cada seis meses y entre medias informarme, como mejor puedo, de las cosas que alli ocurren a través de Internet.

Hacer las maletas estas Navidades me ha sido especialmente complicado. Tras haber leído El País y El Periódico en los últimos meses, decidí que lo más importante era venir con la máxima cantidad de dólares posible. El desempleo sube sin parar, los precios están disparados y descontrolados, las empresas ya no invierten, los consumidores no consumen, nadie puede comprarse una vivienda, el gobierno no gobierna… Así es que hice de tripas corazón y me vine con los pocos dólares de los que pude hacer acopio para ayudar, en la medida de lo posible, a mi familia que, como el resto de los españoles, estaría sufriendo graves dificultades. Es de agradecer que mi pobre madre, sufrida ella, siempre me dijera que todo iba bien para no preocuparme. Yo aparentaba no hacerlo pero, gracias a Dios, tenía, a través de Internet, información veraz e independiente todas las mañanas.

Se pueden imaginar mi sorpresa cuando aterrizando en Barajas no observé ningún signo de pobreza ni de crisis. Más creció mi sorpresa cuando me enteré de que mi hermano, el único desempleado de mi familia en mi última visita, había encontrado trabajo entre tanto desempleo como se está generando en los últimos meses. Y, sinceramente, aunque me lo digan, no me creo eso de que mis dos hermanos, aprovechando que tienen trabajo y que los tipos de interés están tan bajos, se han comprado sendas casas.

Al día siguiente de llegar paseé por el centro de Madrid en busca de signos de la crisis, de hecho lo hice, día a día, por varias semanas. Esfuerzo infructuoso. En varias ocasiones estuve a punto de perecer aplastado por las hordas de compradores navideños que, con dirección a El Corte Inglés, desentonaban bastante con la crisis. Me imagino que la crisis ha perdonado, por ahora, al centro de Madrid.

Dos semanas llevo fuera de Estados Unidos y mis problemas no han hecho más que incrementarse. No es por hacerme el importante, pero uno se marcha dos semanas de un país y se lo cambian. Leyendo los periódicos patrios, ahora en su ‘versión papel’, me entero de que Estados Unidos ha dejado de ser un estado de derecho. Sobre esto algo había oído antes de irme para allá, pero nunca acabé de creerlo. Ahora la evidencia es irrefutable y parece que las próximas víctimas de la arbitrariedad del Sr. Bush somos los estudiantes extranjeros (no digo “presidente” pues según leo nunca ganó elección alguna, y es que por allá no saben contar, cosas del desarrollo digo yo). Me huelo que nos van a llevar a Cuba y no precisamente de vacaciones. Mejor suerte han corrido los periodistas que van a empezar a cobrar también del otro lado del charco. Unos tanto y otros tan poco. Ya le tengo dicho a mi madre, santa ella, que si no tiene noticias mías en los próximos meses escriba una carta al director de El País y llame a la tertulia de Luis del Olmo. Ellos sí saben lo que hay que hacer.

Todo el mundo me pregunta por la guerra, y yo les digo lo que sé, esto es, lo que leo en los medios de aquí (los de allí, menos el New York Times, aparte de estar escritos en inglés no son muy de fiar). No acabo de entender por qué le quieren organizar un escándalo a Sadam Hussein. Según leo, todo tiene que ver con el petróleo de Irak y los amigos ricos de los Bush (padre e hijo). Lo de la democracia, libertad y derechos humanos es una excusa y parece que no suficientemente buena (al menos para Darío Valcárcel).

Refiriéndome a lo mío, la economía, me acabo de enterar de que el déficit público es algo buenísimo. Bueno, no siempre. Si es en España, es buenísimo (llega incluso a evitar descarrilamientos de trenes). Pero, si el déficit se produce en Estados Unidos, es muy nocivo. Nunca debí renunciar a la educación superior Patria por la Anglosajona pues mi formación ha carecido de marxismo y contabilidad a partes iguales (es una lástima lo de la contabilidad). Creo que el día que explicaron eso del déficit en clase de Macro yo estaba enfermo pero espero que algún día alguno de los expertos en economía de El País me lo explique con más detalle.

De mis pesquisas sólo he hallado evidencia (abundante) de que el Gobierno no gobierna y lleva ya unos meses disfrutando, con poco éxito, del poder sin ejercerlo. Algo es algo. Yo, en cualquier caso, me vuelvo a los USA a ver si allí algo se puede arreglar. Recen por mí que lo voy a necesitar.

Borja Gracia es doctorando en Yale.

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