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Carlos Alberto Montaner

España: las elecciones son entre los pro y los antisistema

El PSOE, además de hacerse el haraquiri, podría precipitar el país en una honda crisis económica y social.

El PSOE, además de hacerse el haraquiri, podría precipitar el país en una honda crisis económica y social.
Pedro Sánchez | EFE

A estas alturas, en España no se sabe cómo va a conformarse la coalición ganadora tras las elecciones del día 26.

Lo verdaderamente sorprendente es que algunas fuerzas políticas españolas no adviertan que las elecciones son, en realidad, entre los partidos prosistema y los antisistema.

¿Qué sistema? El descrito sucintamente en los Criterios de Copenhague.

En 1993, el Consejo de la Unión Europea se reunió en la capital de Dinamarca para determinar las características políticas y económicas que debían tener las naciones para formar parte del grupo, dado que algunos países excomunistas habían solicitado su entrada.

En definitiva, se exigía a los nuevos miembros, lo que pronto se extendió a los antiguos, que fueran Estados verdaderamente democráticos y libres, en los que se respetaran los derechos humanos, en los que la economía estuviera basada en el mercado y en la propiedad privada de los medios de producción, y que estuvieran dispuestos a afrontar los costos y responsabilidades de pertenecer a la Unión Europea.

En realidad, los conservadores españoles, los socialdemócratas y los liberales cumplen con todos esos requisitos. Por eso tras la muerte de Franco el poder pudo pasar sin grandes sobresaltos de Adolfo Suárez a Leopoldo Calvo-Sotelo, a Felipe González, a José María Aznar, a José Luis Rodríguez Zapatero y a Mariano Rajoy, liberales, socialdemócratas y conservadores, sin que se produjera una ruptura del sistema. Todos, pese a sus diferencias, formaban parte de la gran familia de la democracia liberal.

Quienes no encajan en ese modelo son los comunistas de Unidos Podemos. No creen en la democracia formal y representativa. No creen en la economía de mercado. No creen en la existencia de los derechos humanos como algo inherente a la naturaleza de las personas. Y ni siquiera creen en las virtudes de pertenecer a la Unión Europea.

El marxismo-leninismo, en el que sí creen, niega y reniega de todos esos rasgos de la convivencia, porque le parece que son coartadas de la burguesía explotadora para mantener su dominación sobre el pueblo trabajador. Ésa es la cháchara antigua y constante de la teoría creada por Marx, puesta en práctica por Lenin y repetida en 20 naciones al costo doloroso de más de 100 millones de muertos.

Es casi asombroso que el PSOE, que tiene la llave de la gobernabilidad de España, porque sin su grupo, aunque sea el tercero del abanico del poder, no se puede formar Gobierno, no entienda esta patente realidad.

En 24 de los 28 países de la Unión Europea los partidos del sistema son capaces de forjar coaliciones para mantener a raya a los antisistema. Si los socialdemócratas españoles actúan de otra manera, además de hacerse el haraquiri van a precipitar el país en una honda crisis económica y social.

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