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Carlos Ball

Ron Paul, un candidato diferente

Mientras se logra implementar la eliminación del impuesto sobre la renta, reemplazándolo por un impuesto a las ventas, el congresista permitiría como deducciones del impuesto todos los gastos médicos y educativos

Es muy probable que los republicanos pierdan las próximas elecciones presidenciales porque muchos de quienes votaron por George W. Bush se sienten decepcionados por su empeño en convertir a Estados Unidos en el policía del mundo, por haberse autodenominado defensor de la moral en este país –hablándonos como si lo hiciera desde el púlpito–, a la vez que le ha dado la espalda al Gobierno limitado y a toda moderación en el gasto público.

Entre quienes compiten en el Partido Republicano por la candidatura presidencial se destaca un político completamente diferente y, aunque sin muchas posibilidades de ser seleccionado, con ideas muy claras y distintas en las relaciones internacionales. Siempre se ha opuesto al déficit presupuestario, a la guerra en Irak y a la fracasada guerra contra las drogas. Quiere eliminar el impuesto sobre la renta y critica duramente a la Reserva Federal (el banco central) por la inflación y caída del poder adquisitivo del dólar.

Ron Paul es un ginecólogo de 71 años que ha sido elegido a la Cámara de Representantes en diez ocasiones por el estado de Texas. Con respecto a la economía, piensa que lo más importante es controlar el presupuesto porque mientras más gasta el Gobierno, más altos tienen que ser los impuestos y más se infla la moneda. Comenzaría esa reducción de gastos con el ahorro de cientos de miles de millones de dólares con la repatriación de las tropas norteamericanas no solamente del Medio Oriente sino también de Corea del Sur, Japón y Europa. Con el dinero así ahorrado se eliminaría el déficit y se pagaría la deuda pública, lo cual restauraría la confianza en la economía.

Ron Paul piensa que la Reserva Federal no debería existir porque lo que hace es financiar el crecimiento y la irresponsabilidad del Gobierno en la promoción de guerras y del Estado del bienestar. Inyectar más y más dinero a la economía –dice– crea hábitos similares a los de drogadictos que necesitan cada vez más y más drogas, al tratar de resolver los problemas creados por la inflación monetaria con nuevos y mayores gastos.

Según Ron Paul, la actual crisis del sector hipotecario de alto riesgo –el llamado subprime– se debe a la exagerada creación de dinero y a la reducción artificial de los intereses por parte de la Reserva Federal, lo cual conduce a la gente a tomar decisiones equivocadas: la industria de la construcción fabrica lo que la gente no necesita y la gente se endeuda para comprar viviendas que no van a poder pagar.

Mientras se logra implementar la eliminación del impuesto sobre la renta, reemplazándolo por un impuesto a las ventas, el congresista permitiría como deducciones del impuesto todos los gastos médicos y educativos, retirando al Gobierno tanto de la medicina como de la educación.

Sobre el Medio Oriente, Ron Paul tiene una visión original y nos recuerda que él fue cirujano de la Fuerza Aérea en los años 60, cuando los rusos estaban metidos en Cuba y tenían 40.000 misiles y armas nucleares, pero Estados Unidos no tuvo que invadir a la Unión Soviética para ganar la Guerra Fría. Y dice que si él fuera iraní también estaría molesto con Estados Unidos por haber removido al Gobierno democrático de su país en 1953 y haber apoyado la invasión de Saddam Hussein.

Algo que me impresiona muy favorablemente de Ron Paul es que mantiene que sus únicos asesores económicos son Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y Hans Sennholz. Mises y Hayek fueron, junto con Milton Friedman, los más brillantes economistas del siglo XX. Y Sennholz, alumno de Mises fallecido el año pasado, fue un brillante profesor y director de la cátedra de economía en Grove City College, quien desde los años 50 denunciaba al estado de bienestar como confiscador e inmoral. El congresista cuenta que su fascinación por la economía se la contagiaron Sennholz y Murray Rothbard.

Ron Paul, lamentablemente, al igual que los otros candidatos republicanos –con la excepción de John McCain–, pretende multar y deportar a los millones de inmigrantes indocumentados.

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