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Carlos María de Urquijo

El final de la impunidad

El conjunto del Nacionalismo, el democrático y el totalitario, pretendían de nuevo este viernes sumir en el descrédito más absoluto al Parlamento Vasco. Si la semana pasada las Gestoras ponían en evidencia la complicidad de unos y la pasividad de otros con respecto a la violencia, ahora rivalizaban por ver quien quedaba primero en separar al País Vasco de la dirección que las democracias europeas y occidentales han tomado en la lucha contra el terrorismo.

Como es de todos conocido el Parlamento Europeo aprobó el jueves el informe Watson, informe que propone al Consejo de Ministros de Justicia e Interior de la Unión adoptar una serie de medidas para la erradicación del terrorismo. Dicho informe, aprobado con la ausencia del representante del PNV y con el voto en contra de los verdes, Grupo en el que ha encontrado refugio el nacionalismo vasco, pretende terminar no sólo con la impunidad de quienes aprietan el gatillo sino también con los cómplices de aquellos.

De esta manera quienes proporcionen información para la comisión de atentados, blanqueen el dinero obtenido de la extorsión o financien a las organizaciones terroristas, correrán la misma suerte que los que matan, secuestran y extorsionan. Pues bien cuando esto es lo que aprueban por mayoría arrasadora en Bruselas las democracias europeas, Batasuna y el PNV pretenden situarnos a los vascos, que sabemos de primera mano lo que es padecer el terrorismo, en la posición de disculpa y complacencia con quienes practican el terror.

Resumiendo el debate conviene recordar que la Sra. Goiricelaya, en nombre de Batasuna, pretendía que el Parlamento rechazara el informe Watson. Lo hacía porque, probablemente, no le ilusiona que los Quince coloquen a su partido donde debe estar, junto a ETA, y para ello de forma vergonzante en lugar de reconocer su complicidad con los terroristas se ha atrevido a decir que Batasuna se dedica a “realizar una labor política”.

Ante esta falsedad, en mi turno de réplica le he preguntado si cree que ordenar y ejecutar asesinatos y secuestros y colaborar con quienes esto practican es una labor política. Se lo he preguntado porque en los escaños de su derecha se encontraban sentados Otegui y Urrutikoetxea, el primero condenado por intento de asesinato y secuestro y el segundo Jefe de ETA entre los años 82 y 89. Pero es que además a la izquierda de la portavoz de Batasuna se sentaban dos miembros de la Mesa Nacional de HB encarcelada hace unos años por colaboración con banda armada. Cuando le he exigido que asintiera o negara con la cabeza si considera lo anterior “labor política” no he obtenido respuesta.

El PNV por su parte, con el acompañamiento de Eusko Alkartasuna e Izquierda Unida, ha presentado una enmienda de totalidad. En la enmienda decían que no pueden condenar la actividad de un partido que, habiéndose presentado a unas elecciones democráticas ha obtenido una representación, y no ha sido ilegalizado por los Jueces. El Portavoz nacionalista me preguntaba de qué sirve su convencimiento moral sobre Batasuna que ellos necesitan evidencias para pronunciarse con claridad, ¡Como si los parlamentarios en vez de políticos fuéramos Magistrados! ¿Qué mas evidencias quiere el PNV de lo que realmente es Batasuna cuando más de 200 cargos públicos de este partido han sido encarcelados por pertenencia o colaboración con banda armada?

No hay peor ciego que el que no quiere ver. Por desgracia el Nacionalismo Vasco sigue siendo fiel al lema de no molestar a ETA. Mientras no se den cuenta de que para derrotar a ETA hay que terminar también con cualquier sombra de complicidad con su brazo político, nos seguirá quedando mucho trecho por recorrer para conseguir la paz y la libertad definitiva en el País vasco y en toda España.

Carlos María de Urquijo es parlamentario vasco del PP

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