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Carlos María de Urquijo

Una reforma necesaria

El Presidente del Gobierno ha hecho pública su intención de promover la reforma del artículo 76 del Código Penal, de manera que el tiempo máximo de privación de libertad establecido en la actualidad en treinta años pase a ser de cuarenta. Con esta medida el Partido Popular cumple una promesa electoral realizada en la Legislatura anterior, medida que no pudo llevar a la práctica por no disponer de los escaños necesarios y que ahora puede afrontar desde la mayoría absoluta. Con esta decisión, además de ajustar las penas a la extrema gravedad de determinados delitos, tal y como ya se viene haciendo en otras democracias europeas, se evitarán espectáculos tan poco edificantes como el de comprobar que terroristas condenados por asesinato a cientos de años, salgan a la calle en quince o veinte para escarnio de sus víctimas y perplejidad de la Sociedad.

Nada más anunciarse esta decisión hemos podido comprobar, dicho esto sin segundas, la verdadera cara del PNV. ¡Qué poco les duran a los nacionalistas los lemas de sus manifestaciones contra ETA¡ Si hace dos semanas el Lehendakari convocaba en Bilbao una manifestación diciendo “ETA Kanpora” ahora, su mismo partido, a través de su portavoz en el Congreso ha afirmado que “esta medida no va a lograr erradicar el terrorismo de ETA. A Aznar le interesa el quitamanchas vasco para limpiar el chapapote político en el que está metido”. Así pues, una vez más, se demuestra que la voluntad del PNV no es la derrota del terror desde el Estado de Derecho. Los Nacionalistas prefieren apuntarse al “ETA para” o “ETA desaparece” pero sin que ello les suponga la más mínima contrariedad y por supuesto sin enfrentarse frontalmente a esos patriotas descarriados que, según Arzallus, son los terroristas etarras.

Sabemos perfectamente que cada una de las medidas puestas en marcha desde el Gobierno y en el seno del pacto por las libertades y contra el terrorismo, aplicadas de manera aislada no conseguirán la derrota de ETA, pero puestas en marcha de manera coordinada y simultánea han colocado a los terroristas contra las cuerdas. Por tanto en el combate al terrorismo no sobra ni una sola de las medidas aplicadas hasta la fecha desde el Estado de Derecho. Sería oportuno pues que el PNV clarificara, al margen del Plan Ibarretxe, qué otras propuestas tiene para acabar con ETA, ya que, salvo asumir los objetivos políticos tradicionales de la banda, cada vez que desde el Estado de Derecho se adoptan iniciativas solo encontramos la objeción de los nacionalistas.

El PNV no quiere ni oír hablar de la Justicia en la lucha contra el terrorismo, ahí está Garzón demonizado, no quiere ni oír hablar de la Ley de Partidos, ahí está su recurso ante el Constitucional. No quiere ni oír hablar de disolver los grupos institucionales de Batasuna, ahí está Otegi en el Parlamento. En definitiva, el PNV, y con él los demás nacionalistas, lo único que pretende es que ETA deje de matar pagando el precio político de asumir las tradicionales reivindicaciones independentistas de la banda terrorista. Precio barato para ellos, pero muy caro para una gran parte de la sociedad vasca, al menos la mitad cuyos representantes sufren acoso y persecución por defender precisamente el encaje del País Vasco en la España Constitucional.

Por tanto, con la participación del PNV o con su indiferencia, cuando no su oposición, que es lo que viene siendo habitual, los demócratas venceremos al terrorismo. De momento, sólo se ha caracterizado por negociar con los terroristas y por poner trabas en la lucha emprendida por la democracia española para acabar con ETA. Por eso, espero al menos que, cuando llegue el final, por respeto a la memoria de los centenares de asesinados y a sus familias, tengan la decencia de no presentarse ante la sociedad vasca como los que trajeron la paz.

Carlos Mª de Urquijo Valdivielso es parlamentario del Grupo Popular Vasco.

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