No es tarea fácil, pero Marbella poco a poco va recuperando el puesto que perdió después de haber sufrido los varapalos de la dichosa "Operación Malaya", y todo lo que conllevó aquella nefasta época para la Costa del Sol.
El Hotel Villapadierna, el mismo donde se hospedó el pasado verano la Primera Dama de Estados Unidos, Michelle Obama, fue el lugar elegido para celebrar una fiesta en toda regla con fines benéficos, con unos anfitriones de lujo que fueron Antonio Banderas y Eva Longoria.
El motivo era recaudar fondos para la asociación "Lágrimas y Favores", en la que está al frente el actor malagueño, y cuyo fin es financiar programas de asistencia social para enfermos de cáncer y apoyar la cultura y la educación de la Universidad de Málaga.
Antonio Banderas aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento como embajador de la ONU para ayudar a África, y en especial a Somalia. Estuvo acompañado por su mujer, la también actriz Melanie Griffith. Como es habitual en ella, estuvo espléndida, siempre pendiente de su marido, y sin ningún afán de protagonismo.
Otra de las artífices de la gala fue María Bravo, la que fuera durante un tiempo la novia del actor Bruce Willis, y recientemente divorciada de un biznieto de los joyeros Cartier.
La actriz Eva Longoria acudió con su novio, Eduardo Cruz, que fue el único representante de la familia, ya que sus hermanas no acudieron. Pe no fue por motivos de trabajo y porque no le gusta nada hacer apariciones en público en España. Le parece mucho más elegante hacerlas en cualquier país menos en el suyo. Mónica tampoco pudo asistir al estar ingresada en una clínica madrileña por un problema intestinal.
Carmen Lomana, fiel desde hace unos años a Marbella, eligió un traje maravilloso en rojo de Valentino. Paz Vega, Eugenia Silva, y Elisabetta Gregoracci, esposa de Flavio Briatore, tampoco quisieron perderse una noche tan llena de glamour, de las que hacía tiempo no se celebraban en la localidad malagueña.