El 29 de abril, en la Abadía de Westminster, se darán el "Sí quiero" el príncipe Guillermo de Inglaterra y su prometida, Kate Middleton.
El anuncio del compromiso se hizo el pasado 16 de noviembre y lo que todavía no se conocía era la fecha. Esperemos que tengan mejor suerte que nuestros príncipes con el tiempo y no les llueva, tarea difícil en ese país. Llevar unas buenas docenas de huevos a las Clarisas no estaría de más.
Como es lógico, los preparativos ya habrán dado comienzo. Todo apunta a que será una boda por todo lo alto, aunque al mismo tiempo y según la prensa británica, tanto los novios como el resto de la Familia Real son conscientes de la existencia de la crisis.
A Carlos de Inglaterra no sabemos cómo le habrán sentado las encuestas realizadas hace escasas horas. El resultado, que los británicos prefieren como heredero al trono al príncipe Guillermo. Si este hecho ocurriese, las leyes no se pueden saltar y como consecuencia de ello, el Príncipe de Gales tendría que abdicar en su hijo.
Por el momento, todo son meras conjeturas, porque la reina Isabel II tiene una salud de hierro, y como sea tan longeva como su madre, y todo apunta que lleve el mismo camino, va a haber reina para rato.
Cabe la posibilidad de que se rija por las costumbres de su hierática madre, que se conservó divinamente gracias a los efectos tan beneficiosos que le reportaba el gin-tonic.
Organizar una boda de tal envergadura requiere unos preparativos tremendos, y para que no haya ningún fallo, es necesario de disponer de mucho tiempo. Es posible que ya estén confeccionando la lista de invitados. Sería estupendo que el primogénito de Su Graciosa Majestad tuviera a bien invitar a su compañera de azulejos, me refiero a nuestra Isabel Preysler. ¿Acudiría con las niñas o con Miguel Boyer?
De momento todo son suposiciones y una gran alegría que un servidor se llevaría, (hasta rima). De todas formas... lo que la baldosa ha unido, que no lo separe una boda.