Con un ridículo comunicado, en el que no especifican absolutamente nada, anunciaban la noticia. Penélope Cruz y Javier Bardem enviaban unas líneas para decir que habían sido padres y que estaban muy felices.
Una postura absurda, como es habitual en ellos, ya que se niegan a que trascienda algo tan normal, y sobre todo bonito, como la llegada al mundo de un hijo.
No se sabe con total certeza el sexo del bebé. Se supone que ha sido un varón y se desconoce el peso, el futuro nombre y si ha sido un parto natural o por cesárea: una incógnita en toda regla. Siempre se amparan en comentar que quieren mantener su privacidad.
Y yo me pregunto... ¿no son conscientes de que son personajes públicos y que por facilitar una serie de datos de lo más normal no la van a perder?
Todo lo que rodea a este matrimonio está cargado de silencios, hasta en la agencia de representación de la actriz era imposible obtener información. Las directrices eran mutismo absoluto, igual que por parte de la familia de los recién estrenados padres.
Mónica Bardem se negó a dar algún detalle después de la bronca que le cayó cuando confirmó que su hermano se había casado. Todo lo contrario a la otra Mónica, la hermana de Pe. Ella sí lo confirmó cuando presto su imagen para una firma de trajes de novia. Como en esa ocasión cobraba, no hubo ni enfados ni problemas.
La abuela paterna, Pilar Bardem, a su llegada a Madrid, procedente de Los Ángeles, tampoco abrió la boca cuando le preguntaron los reporteros. No sé lo que le hubiera costado decir que todo estaba bien, sonreír un poco y dar las gracias. Lo mismo que el tío ferretero de la actriz. No sabía nada... Que situación tan absurda.
Bardem declaró que ellos no son como Brad Pitt y Angelina Jolie. Desconozco que querrá decir con esa afirmación. No hace falta que lo diga, porque entre unos y otros hay un abismo, ya quisieran parecerse a ellos y tener esa personalidad y savoir faire, y no mimetizarse con el novio de turno. Y si no cabe recordar que cuando la de Alcobendas era novia de Tom Cruise, estaba todo el día a vueltas con la Cienciología. Con Matthew Mc Conaughey, solo pensaba en las mancuernas. Ahora con Javier, como nunca ha querido saber nada de cierta prensa, opta por estar muda como Belinda.
Si eso es tener personalidad, como se dice vulgarmente, que venga Dios y lo vea.