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La Federación Nacional de Trabajadores Autónomos aseguró que la libertad de horarios comerciales supondrá la desaparición de 100.000 empleos. Por supuesto, no hubo ninguna mención a los puestos de trabajo que crearía el fin del intervencionismo. Y menos aún, claro, se aludió a esa antigualla de la libertad como algo que nadie puede quebrantar, y especialmente no para proteger a empresarios ineficientes.

Hubo perlas del otro lado del mar. Nicanor Duarte Frutos, nuevo presidente de Paraguay, dijo: “el neoliberalismo ha sido un fracaso porque avasalla la dignidad humana…El ser humano es más que el mercado, nosotros haremos un mercado más justo”. Esto es interesante, porque parece que don Nicanor piensa que los recortes de la libertad propician la dignidad humana, que la ausencia del mercado fomenta la humanidad y que impedir a las personas que compran y vendan libremente promueve la justicia.

Donde florecerá la humanidad y la justicia será en Chiapas porque el subcomandante Marcos ha decidido establecer (¿no lo adivinan?) un nuevo impuesto por su cuenta. Iniciativa retórica no le falta: lo llamará “impuesto hermano”. Bonito y fraternal ¿no?

En Buenos Aires han inaugurado el Museo de la Deuda Externa, y para colmo en la Facultad de Ciencias Económicas. Su director, el profesor Simón Pristupín, asegura que “la enorme crisis que agobia a nuestro país tiene entre sus causas importantes la asfixiante deuda externa que obliga a pagos que sustraen del presupuesto nacional los fondos destinados a la educación, la justicia y la salud”. Tranquilo, don Simón, porque desde hace un año y medio, con toda seguridad, la educación, la justicia y la salud habrán mejorado muchísimo en la Argentina, puesto que la deuda no se paga. Con tanta prosperidad, confiemos en que pueda usted dedicarse a pensar, de modo de distinguir entre causas y efectos.

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