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Carlos Rodríguez Braun

Azcona vs. Guardiola

Atendamos primero a Guardiola. Con pocas palabras y de modo muy sencillo, característico de los deportistas, afirmó algo evidente: las autoridades no son imprescindibles para que los ciudadanos nos organicemos la vida y consigamos nuestras habichuelas.

Si se enfrentan a la hora de pensar un deportista y un intelectual muchas personas apostarían por la victoria de quien, al fin y al cabo, hace del pensamiento su profesión. Sin embargo, dijo el futbolista Pep Guardiola: "Los políticos descansan ahora en agosto; si desaparecieran seis meses, el país, la economía, seguirían andando". Y le replicó Rafael Azcona: "La economía, sí. Lo malo es que aparecería otra cosa que es el dictador". Es una respuesta notable, infundada y disparatada, en boca de quien es un respetado escritor y guionista.

Atendamos primero a Guardiola. Con pocas palabras y de modo muy sencillo, característico de los deportistas, afirmó algo evidente: las autoridades no son imprescindibles para que los ciudadanos nos organicemos la vida y consigamos nuestras habichuelas. En otras palabras, la coacción política existe, pero es contingente. Nótese que el deportista no niega la necesidad de la ley ni propicia la anarquía; no pide que no haya reglas, porque si no las hay, el país y la economía no "seguirían andando". Está hablando de gobiernos ausentes, no de reglas. Las posibilidades de la humanidad libre podrán semejar hobbesianamente oscuras en las universidades, pero el señor Guardiola intuye que son relevantes, e intuye bien.

El que intuye mal es Rafael Azcona, que asocia la economía libre nada menos que con la dictadura. Es tal su idolatría de la política que no concibe la libertad sin ella; de hecho identifica la política con la libertad y no con la coacción legal.

No necesita don Rafael atiborrarse de libros para comprender que las dictaduras no están asociadas con la economía libre. Le bastará con fijarse en el fascismo o en el comunismo para concluir que en verdad están asociadas exactamente con lo contrario.

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