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El líder sindical José María Fidalgo pidió que suban los impuestos porque “hay que gastar más”. En estos tiempos de pasteleo y aridez intelectual, de terceras vías y centros reformistas, hay que agradecer a las personas que hablen con claridad.
           
El argumento del señor Fidalgo es sólido. Quiero decir, si a uno no le importa la libertad, es indudable que se pueden hacer muchas cosas estupendas con la recaudación fiscal. Y esa es la opinión de don José María: no importa quitarle el dinero a las personas, y en cambio sí importa lo mucho y bueno que se puede hacer con ese dinero.
           
El señor Fidalgo atinó incluso con la clave del déficit cero, porque “a ese equilibrio se llega indistintamente ingresando cinco para gastar cinco o ingresando seis para gastar seis”. Magnífico. El próximo paso, claro, es ingresar siete para gastar siete, y finalmente ingresar todo para gastar todo.
           
El gasto, bendito, ayuda además a resolver el paro. En deliciosa retórica, don José María afirmó que gastar dinero arrebatado a los ciudadanos en diversos capítulos es “un gran nicho de empleo”. Sí, señor, tiene razón: allí se lo entierra.
 
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