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Bendita sea la izquierda, gran benefactora de esta columna: al diputado socialista español José Antonio Griñán le disgusta la coerción, pero sólo si es privada.

El PSOE considera inconstitucional imponer un sistema privado de pensiones, en respuesta a la propuesta de Fernando Fernández Méndez, director del Servicio de Estudios del Banco Santander Central Hispano, de destinar una parte de la cuota a la Seguridad Social para financiar la pensión mínima de los pensionistas de cada momento. La privatización con obligación de aportar un porcentaje mínimo del salario existe en varios países constitucionales y democráticos, y en el pionero: Chile; y la idea de destinar parte de las cotizaciones a la S.S. para fondos privados es lo que ha propuesto el presidente Bush en EEUU.

Griñán, un viejo enemigo de la libertad y ministro de Trabajo cuando había mucho más paro que ahora, dijo que esa privatización vulneraría el artículo 41 de nuestra Constitución. Este argumento podría mover a la reflexión acerca del intervencionismo de nuestra Constitución, y a lamentar que no hubiera ni un solo liberal entre sus “padres”; no fue casual que cada vez que el líder comunista Julio Anguita proponía aumentar el gasto público y los impuestos, algo que hacía sin cesar, el libro en que se apoyaba no era El Capital sino el texto constitucional. Pero no. A Griñán le dio por el gruñido sarcástico y alegó que resultaba paradójico que “los defensores del liberalismo propugnen la implantación de un sistema obligatorio de cotizaciones a planes privados”. Notable ironía: a Griñán le molesta la obligatoriedad de las pensiones privadas ¡pero le encanta esa misma obligatoriedad en las pensiones públicas!

Es evidente que no hay ninguna vinculación automática y estricta entre el liberalismo y esas propuestas de privatización; es más, cabría secundar coherentemente el reproche de Griñán y defender desde el liberalismo la privatización y liberalización total de la Seguridad Social y la supresión de toda compulsión en cuanto a sus servicios. Pero ¿qué sentido tiene deplorar una coacción y aplaudir otra?

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