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No son sólo las cosas ajenas las víctimas habituales de la izquierda: su voracidad alcanza a las palabras y las virtudes, que también usurpa hasta la irrisión. Declaró con todo el rostro el líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero a Expansión: “Los valores de la izquierda cotizan en el corazón, los de la derecha en la bolsa”. José Bono, el presidente de Castilla-La Mancha, aseguró que la radio pública que inauguró el miércoles nace “para la libertad, no para la creación ideológica”; y el director de la radio-televisión castellanomanchega, Jordi García Candau, añadió: “Nuestro compromiso es una radio para la libertad y la tolerancia”. Pero ¿qué clase de tomadura de pelo es esto?

La desvalorización del mercado bursátil por parte de Rodríguez Zapatero ha de aumentar el recelo que sus recientes cánticos liberales han suscitado. Resulta que la siniestra bolsa es un sitio libre donde la gente invierte libremente sus recursos. En cambio, quienes desde la izquierda nos advierten contra la perversión del dinero, la contraponen con el cálido corazón ¡del poder político! Es decir, lo que les gusta no es que la gente decida libremente sino forzarla para que no lo haga, para que los políticos decidan qué hacer con el dinero de los demás. Eso no es solidaridad cariñosa sino odio a la libertad. Los socialistas apelan al corazón y dicen que está a la izquierda, pero lo que buscan a la izquierda es, en realidad, nuestra cartera.

Lo de los socialistas castellanomanchegos añade insulto al escarnio. Los medios de comunicación públicos sirven para la creación ideológica y para el patrocinio político, como lo prueba el propio señor Bono colocando al mando del ente radiotelevisivo de su propiedad, pero que pagan los contribuyentes, a un viejo amiguete de los socialistas. Ya pueden hablar de libertad y tolerancia, ya.

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