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Carlos Rodríguez Braun

La culpa de la crisis fue del chachachá

Decir que "las turbulencias persisten pese a la intervención de los bancos centrales" es como decir que "la escasez persiste pese al control oficial de los precios" o "el paro persiste pese a la elevación de los salarios".

Esta semana los medios saludaron primero alborozados a los bancos centrales, porque acudieron prestos al "rescate" de los mercados. Poco después debían admitir desasosegados que algo, al parecer incomprensiblemente, había fallado. Tituló, por ejemplo, El País: "Las turbulencias persisten pese a la intervención de los bancos centrales". Y La Gaceta: "Ni los bancos centrales pueden solucionar la crisis financiera. ¿Qué hacemos ahora?"

Pues lo que podemos hacer es pensar si no habrán sido los bancos centrales los que han generado la crisis financiera. No solemos hacerlo, y por eso las autoridades monetarias quedan casi siempre al margen: se les atribuye una capacidad variable para resolver los problemas, pero ninguna responsabilidad para crearlos.

Ahora bien, el análisis no puede estar ni de lejos completo sin integrar las políticas monetarias. No vale decir, por ejemplo, "el récord del petróleo dispara la inflación", como si la inflación no fuera un fenómeno monetario y los bancos centrales no hubiesen practicado una política monetaria expansiva. Cuando El País asegura que el problema estriba en "la falta de confianza en la situación de los bancos" está tomando la consecuencia por la causa. Y cuando sentencia que "el dinero de la Fed no arreglará el origen de la crisis, que es la caída del mercado de la vivienda de Estados Unidos", acierta por las razones equivocadas, porque es verdad que la Reserva Federal no arreglará el origen de la crisis, pero no porque caiga el mercado americano de viviendas sino porque su auge se debió precisamente a la política monetaria expansiva del vastamente sobrevalorado Greenspan.

Por lo tanto, decir que "las turbulencias persisten pese a la intervención de los bancos centrales" es como decir que "la escasez persiste pese al control oficial de los precios" o "el paro persiste pese a la elevación de los salarios".

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