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Carlos Rodríguez Braun

La Universidad en el país de las maravillas

Esto forma parte del buenismo predominante: todo tiene que ser gratis, nada tiene que costar nada, hay que poder estudiar gratis lo que uno quiera, y después conseguir un buen empleo y cobrar un buen sueldo, nunca inferior a mil euros.

Escucho por la radio a un representante de un sindicato universitario que despotrica contra la universidad pública, porque la encuentra dominada por las empresas, mercantilizada y poco democrática; a continuación, exigió más dinero público y que los estudios universitarios no sean "una carrera de obstáculos".

Esto es asombroso. ¡La Universidad dominada por las empresas! No es así. La Universidad pública siempre ha estado manejada corporativamente, en particular por grupos de profesores, políticos y sindicalistas.

No está mercantilizada en absoluto: ojalá lo estuviera. El mercado, es decir, las demandas de la sociedad libre, cuentan allí muy poco.

La Universidad es muy democrática: tanto porque las autoridades se eligen por votación como porque se utiliza la democracia para financiarla. De ahí que pedir más dinero público sea un disparate: la Universidad pública existe porque la pagan los contribuyentes, dado que los alumnos apenas pagan el 20 % del coste real de su educación. Esto distorsiona lógicamente la oferta de graduados, y por eso hay tantos que jamás podrán trabajar en nada relacionado con lo que han estudiado.

En ese contexto, es entrañable escuchar que la educación no puede ser "una carrera de obstáculos". Esto forma parte del buenismo predominante: todo tiene que ser gratis, nada tiene que costar nada, hay que poder estudiar gratis lo que uno quiera, y después conseguir un buen empleo y cobrar un buen sueldo, nunca inferior a mil euros. Es el paraíso socialista, que anticipó la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas: ¡todos han ganado, tiene que haber premios para todos!

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