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Ignacio Berdugo, presidente de la Conferencia de Rectores, afirmó: “todos los españoles que lo deseen deben poder acceder al sistema universitario”. ¡Todos los que lo deseen!

Hace décadas ironizó Ludwig von Mises sobre los “océanos de limonada” que prometen sistemáticamente los enemigos de la libertad. Esto de la realidad, de la escasez, de la necesidad de asignar recursos finitos, esto no va con ellos. El paraíso socialista, como aseguró Marx, dará “a cada cual según sus necesidades”. El paso del tiempo y la comprobación empírica de tan monstruosa falsedad son aún ignorados por muchos, empezando por don Ignacio.

Sólo Dios, empero, puede multiplicar milagrosamente panes y peces. Los demás debemos producirlos y pescarlos con esfuerzo y laboriosidad. Debemos entregar algo a cambio en el mercado, y no meramente expresar nuestra necesidad o nuestro deseo. La supresión de la libertad y el mercado no hace desaparecer la escasez ni aparecer panes y peces. En lugar de ello, provoca extraños resultados, como sociedades ineficientes, con menos panes y peces para todos, e injustas, donde para atiborrarse de comida, por ejemplo, debemos ser miembros del Partido Comunista.

Esto también lo ignora don Ignacio, por ejemplo, el coste que su “generoso” modelo comporta para la sociedad, que deberá pagar la educación a muchos que podrían pagársela perfectamente, o la ineficiencia de un sistema que fomenta artificialmente un número de universitarios que después no tendrán empleo.

Magnífico, don Ignacio elude todas estas complicaciones y nos instala en un Nirvana donde sólo tenemos que desear algo y ¡ya está!

En Libre Mercado

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