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Uno de los personajes del dibujante Romeu dice: “El petróleo a 37 $. ¿Pero no fuimos a Irak para que nos saliera gratis?”
 
Una de las características del pensamiento único es su tendencia a afirmar a la vez una cosa y su contraria. Así sucede con los argumentos económicos sobre la guerra.
 
Los políticamente correctos insisten en que se ha ido a la guerra por culpa del petróleo, por los intereses de las multinacionales. Esto nos sitúa en un elástico flan intelectual donde parece que todo vale. Por ejemplo, vale pensar que “fuimos a Irak” para conseguir el petróleo gratis, y al mismo tiempo que fuimos empujados por la codicia del capitalismo. Pero es fácil comprender que alguna de las dos cosas es falsa. ¿Cómo harían los capitalistas para obtener beneficios si el petróleo fuera gratuito?
 
Los beneficios de las multinacionales aumentarían si los precios suben, y para eso lo mejor habría sido no liberar Irak, y mantener la situación anterior, con una oferta iraquí contenida por el programa “petróleo por alimentos”, del que se aprovecharon Sadam Husein, sus amigos franceses y otros, y la corrupta ONU. Un Irak democrático y libre aumentaría la oferta de petróleo, lo que presionaría su precio a la baja, y no está nada claro que eso fuera a beneficiar más a las petroleras que un encarecimiento del crudo.
 
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