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Carlos Semprún Maura

Agua mineral

“Chirac impone los pobres en la mesa de los ricos”. Con esta imbecilidad titula a toda página Le Figaro este lunes, ilustrada con la foto del príncipe heredero de Arabia Saudí y demás potentes mequetrefes reunidos en Evián para la cumbre del G8. El príncipe Abdalá es probablemente el hombre más rico del mundo, diez o cien veces más que el propio Bush, pero calificar de “pobres” a países como China o, precisamente, Arabia Saudí, es francamente grotesco. Aquí entramos de lleno en el problema de la confusión y decadencia semánticas, reflejo de la decadencia de la política y de la cultura, porque viene a ser lo mismo cuando denuncian el “totalitarismo liberal” que cuando califican de “pobres” a países ricos. Pero ¡cuidado! países ricos sin democracia, y por lo tanto sin el más mínimo reparto de la riqueza nacional, países ricos que someten a sus ciudadanos a una pobreza radical. Los amigos de Chirac.

Esta cumbre de Evián será tan inútil y folclórica como las demás. El presidente brasileño Da Silva se ha lucido proponiendo una tasa sobre las ventas de armas para luchar contra el hambre. Conclusión lógica: cuantas más armas se vendan, más dinero para luchar contra el hambre. Se trata, por lo tanto, de vender armas al máximo y, para que eso sea factible, hay que utilizarlas al máximo, producirlas al máximo y matar al máximo, si no el ciclo se detiene y no se lucha eficazmente contra el hambre. Está visto que haber sido “revolucionario” durante tantos años provoca lesiones en el cerebro.

Los nuevos “revolucionarios” antimundialistas, siguiendo el rito procesional, se manifestaron a ambos lados de la frontera francosuiza, sitiando una de las capitales del agua mineral francesa. Fueron infinitamente menos que en otras ocasiones, pero ¿quién paga todos esos viajes? También se sumieron, bueno, como siempre, una minoría, en las delicias de la destrucción, atacando los “símbolos del capitalismo” a pedrada limpia. Me hizo una gracia infinita que prohibieran a cachiporrazos que tuviera lugar el mitin de los “socialtraidores” del PS, y su secretario, Francisco Paísesbajos, tuvo que huir. En cambio, Verdes y trotsquistas pudieron proferir sus habituales sandeces. Ignacio Ramonet y sus cómplices de ATTAC deben estar muy preocupados: la mayonesa no liga. Ellos querían apoyarse en el PS, la Internacional Socialista belga y todas las barrigas de la socialburocracia europea, a la vez que ser los padres espirituales de los extremistas anticapitalistas y no saben muy bien cómo sacar tajada de estos líos. En el PS, que realizó su más bastardo “giro a la izquierda” durante su último Congreso (a falta de ideas, ¡vivan las proclamas!), están que trinan.

Entramos en una nueva semana de huelga de funcionarios y creo poder anunciar de antemano los resultados de estos conflictos: la reforma de las pensiones, mala, pero mejor que nada, se impondrá, porque son cada vez más los líderes sindicales y políticos socialistas que la aprueban. En cambio, las reformas de la enseñanza entran en un ciclo de negociaciones, pasos atrás, manifestaciones, huelgas y compromisos, cuyo resultado más evidente es que nadie en el extranjero, como en Francia, dará el menor crédito a un diploma francés.

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