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Carlos Semprún Maura

Alaridos y murmullos

Ayer, Domingo, Ariel Sharon en un discurso, propuso a los judíos franceses refugiarse en Israel, para huir del antisemitismo en su país. Las cosas como son: es mucho más peligroso para cualquier judío vivir en Israel, que sufre sangrientos atentados terroristas (¿porqué si no construyen ese dichoso muro?), que en Francia, en donde, aunque el antisemitismo ha cobrado nueva pujanza, no se conocen (¿aún?) tales desastres. Eso Sharon lo sabe, pero ha elegido esa forma, poco diplomática, de criticar la política francesa de apoyo incondicional a la “causa palestina”, y al propio Arafat, y de crítica sistemática a Israel, y de insultos sistemáticos contra él.
 
La reacción en Francia, ha sido unánime, aun más virulenta que contra Bush, con motivo de Irak, o de lo que sea, toda la clase política, todos los medios, aprovecharon la “metedura de pata” voluntaria de Sharon para insultarle con más frenesí que nunca. La postura oficial de Francia es perfectamente incoherente: “Francia, no es un país antisemita, pero hay que combatir el antisemitismo creciente, como ya dijo el Presidente Chirac”. Francia no será oficialmente antisemita, pero los franceses lo son cada vez más, y las autoridades se limitan a pronunciar discursos de vez en cuado. A fin de cuentas, esta histeria anti Sharon, sólo demuestra mala conciencia.
 

Confieso, pasando a otra cosa, no haber dado la menor importancia a lo que dijo Chirac sobre el presupuesto de Defensa, que el Ministro de Finanzas, Sarkozy, quiere reducir, como los demás. “Ni hablar, dijo Chirac. Como Presidente y jefe de los ejércitos, decido yo, y el ministro ejecuta”. Es su tono habitual, le encanta decir “yo soy el Presidente, yo decido, yo exijo, yo soy “el Supremo”. Además, todo el mundo sabe, o sea que o es noticia, que los dos hombres no se aman de amor tierno, desde que Sarkozy decidió apoyar a Balladur, en las presidenciales de 1995.

Pero a la prensa le encanta comentar la rivalidad entre líderes políticos, supuesta o real. Asimismo, reafirmó que si un ministro resulta elegido Presidente de la UMP, deberá dimitir del Gobierno. Todo el mundo lo vio como otro ataque a Sarkozy, quien ambiciona ese doble mandato, pero otros también lo han ambicionado, empezando por el primer ministro, Rafarin, o François Fillon, pongamos en calidad, lo que Chirac espera, es que la Justicia indulte a Alain Juppé, de su condena a diez años de ilegibilidad, pronunciada por el Tribunal “revolucionario” de Nanterre, para nombrarle Primer ministro. Por eso no cambia a Raffarin, pese a que tantos se lo piden, no quiere usar a demasiados primeros ministros antes de las elecciones de 2007. En cuanto a su decisión después de haberlo dudado mucho, de una consulta popular, mediante referéndum, para aprobar o rechazar el proyecto de Constitución europea, cabe preguntarse si no es la forma ambigua que ha elegido para que triunfe el “no”, porque los franceses, en su mayoría, no son favorables a dicha constitución. Pero volveré sobre esta cuestión europea, en próximas cartas.

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