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Carlos Semprún Maura

Cachiporras y sofismas

El diario Le Parisien, demostró hace un par de días, basándose en cifras concretas, que los franceses habían pagado más impuestos en 2004, que nunca jamás en su historia

El Presidente Chirac se ha liado la manta a la cabeza e imparte cursos magistrales sobre biodiversidad tanto en la UNESCO como en Davos, lo que en francés se califica de “parler pour ne rien dire” (hablar sin decir nada). La referencia en esta introducción de la lucha de clases en el clima, sigue siendo Kioto y Kioto sigue siendo nada. Lo único que se saca en claro de estos “acuerdos” tan poco científicos es que se va a imponer una nueva ecotasa, para permitir a los ricos seguir contaminando a sus anchas, con tal de pagar un leve peaje. El aumento de los impuestos constituye, para las izquierdas carcas europeas, la palanca histórica de la justicia social y que los hechos demuestren exactamente lo contrario, les importa un bledo. La derecha gala, aparenta ser partidaria de una disminución de los impuestos, pero hace... exactamente lo contrario. El diario Le Parisien, demostró hace un par de días, basándose en cifras concretas, que los franceses habían pagado más impuestos en 2004, que nunca jamás en su historia. Impuestos sobre la renta, pero también locales, indirectos, tasas de vivienda, etcétera. Pero la polémica ideológica sobre los impuestos prosigue. Presidente y gobierno habiendo prometido su disminución en 2002 –y aumentando en 2004– ahora vuelven a prometerla en 2006. Puede que algo hagan, efectivamente, ya que las elecciones presidenciales y legislativas tendrán lugar en 2007. Luego los hay que afirman que las elecciones no sirven para nada...
 
En un suelto deLe Figarode este lunes 24, nos enteramos de que además de Cesare Battisti, el terrorista italiano residente en Francia que se pasó a la clandestinidad en agosto 2004, y que la policía ha sido incapaz –o no ha querido– encontrar desde entonces, dos militantes de un nuevo y combatiente partido comunista italiano se han asimismo dado a la fuga. Como en el caso de Battisti, la Justicia italiana había exigido la extradición de los veteranos Giuseppe Maj (65 años) y Guiuseppe Czeppel (44), no debido a crímenes cometidos allá por los “años del plomo”, sino por hechos más recientes: se sospecha que han participado en el asesinato del alto funcionario italiano, Marco Giagi, en marzo 2002. Los dos compinches fueron detenidos en Francia en 2003, pero, en seguida, liberados bajo control administrativo. Pues también se dieron a la fuga a finales del año pasado. O, mejor dicho, volvieron a “sus puestos de combate”. El autor del artículo, Jean Chichizola relatando algunos contactos internacionales de estas remozadas brigadas rojas, cita al GRAPO, que califica de “temible organización terrorista española de extrema izquierda”. Me parece que es dar exagerada importancia a un puñado de bandidos. Pero, refiriéndonos a contactos internacionales “revolucionarios”, su capital ¿no sería ahora Damasco, por casualidad?

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