Menú
Carlos Semprún Maura

Chirac, Über Alles!

Cada vez me resulta más antipático el Presidente Chirac. No sólo sigue creyéndose el patrón de toda Europa –con cierto éxito en Francia–, y el líder mundial antiyanqui, precisamente en estos momentos en los que la solidaridad internacional democrática ha vuelto a ser tan necesaria como en aquellos, no tan lejanos, de la Guerra Fría, sino que empieza a hacer pinitos de “dirigente cultural”. El pasado domingo, con el pretexto de uno de esos “encuentros internacionales de profesionales de la cultura”, que sólo sirven para repartir mordidas y salir en la foto, reunió en el palacio del Eliseo a varios enanos –tanto física como culturalmente– del actual cine francés, a una acordeonista teñida, que tuvo cierto éxito en los albores de la 1ª Guerra mundial, y a un ex ministro, siempre felipista, intelectual bailarín, cortejado en diversas capitales y por líderes políticos de partidos adversos, como si fuera la reencarnación de la “bella Otero” (que se lo pregunten si no a Ramón Chao), para proclamar solemnes sandeces sobre la diversidad cultural y afirmar que la cultura “no debería doblegarse ante el comercio”. Como si la “excepción cultural francesa” no fuera la defensa estatal de su comercio cultural, como su nauseabundo cine, por ejemplo. Empleando demagógicamente un lenguaje que debe considerar progre, no hace sino revelar los viejos prejuicios carcas anticapitalista. ¿Qué hacen los productores de cine, los editores, los disqueros, los libreros, las televisiones etcétera, sino comercio?

Y ¿qué tiene de pecaminoso ese dichoso comercio que, si algo sabe de historia el presidente galo, sabrá que fue un vector fundamental del desarrollo de las civilizaciones? Claro que hay y hubo comerciantes ladrones y la creación artística es otra cosa, pero estas son perogrulladas.

Pues bastó este guateque presidencial, para que Le Monde, en su editorial del 4 de febrero, cambiara radicalmente de opinión. Este vespertino, que desde hace años parecía tener como objetivo exclusivo el de “matar” a Chirac, empleando para ello todos los medios, incluyendo los más sucios, se pone de pronto a cubrirle de flores. Desde luego, mucho más con motivo de su postura proirakí que por sus bobas generalizaciones seudo culturales pero el viraje es radical. Particularmente repelente me resultó una frase de dicho editorial, en la que se afirma que la lucha contra el terrorismo no debe desembocar en un enfrentamiento entre Occidente y el Islam. Claro, como todo el mundo sabe, los terroristas son marcianos, y además taoístas moderados.

Sobre la reciente e inútil cumbre franco-británica en Le Touquet, la prensa gala afirma que: “Blair no logró doblegar a Chirac”. Lo mismo podría decirse que Chirac no logró doblegar a Blair. Fue un empate a 0.

Más que la posible guerra contra Irak, a los franceses les preocupa una posible reforma de las pensiones. Manifestaciones, proclamas, mítines, cierta actividad, en suma, se desarrolla para que no cambie nada, o sea para que la catástrofe se produzca, cuanto antes mejor. El proyecto de reforma, presentado por el primer ministro Raffarin este lunes, peca por su excesiva prudencia, pero como sólo se trata del borrador de un proyecto sometido a discusión ya tendré ocasión de comentarlo, cuando las cosas avancen, si es que avanzan.

En Internacional

    0
    comentarios