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Carlos Semprún Maura

Con el mazo dando

Hipócrita hasta con las fechas, el diario Le Monde del lunes 22, fechado martes 23, anunciaba con grandes titulares en primera planta una encuesta sobre Tariq Ramadán, "islamista y altermundialista". Dedican a la nueva estrella del islamismo y del antiimperialismo progre una de sus páginas interiores, escritas con su doble lenguaje habitual. Si sabes leer te enteras de algunas cosas sobre el personaje, su familia, sus redes, pero al mismo tiempo se afirma, no muy categóricamente desde luego, que nada tiene que ver con el terrorismo islámico internacional, pese a que existe una denuncia contra él antes los tribunales norteamericanos por haber organizado algunas de las reuniones, nada menos que con jerifaltes de Al-Qaeda, para preparar los primeros atentados contra el World Trade Center de Nueva York, en 1993.
 
Para que las cosas estén claras, es como si algunos ingenuos, idiotas o canallas, nos dijeran que Batasuna nada tiene que ver con ETA, el Sinn Fein irlandés con IRA y las FARC colombianas con el narcotráfico.
 
El abuelo de Tariq fundó la organización terrorista los "Hermanos Musulmanes" en Egipto. Su padre, heredero de ese sangriento trono, negoció con el Presidente Anuar el-Sadat su derecho de existencia a cambio de que cesaran los atentados. La respuesta de los "Hermanos" fue asesinar a Sadat, porque había firmado la paz con Israel. Obligados a exiliarse en Suiza, los hermanos Ramadán prosiguieron la obra familiar, tan caritativa. Hani, director del Centro islámico de Ginebra, abiertamente fundamentalista e intelectual, como es la tradición familiar, escribe libros de doctrina, uno de los cuales para justificar la lapidación de las mujeres, tan bella y ecológica costumbre islamista. Bueno, en realidad para recordar que, según el Corán (resulta que lo ha leído), las mujeres y las mulas son seres inferiores al servicio de los machos. Tariq, en Francia, no sólo se ha convertido en líder gracias no sólo a la izquierda antiyanqui y antisemita, sino también a los medios, siempre tan en busca de sensacionalismo.
 
Enfrentado a Sarkosy en un debate por televisión,"reconoció" que, en algunos casos, tal vez se podrían "aplazar" las lapidaciones. El Ministro de Interior se puso, y menos mal, furioso: "¿Cómo aplazar? ¡Las lapidaciones son monstruosas, intolerables!" No se trató en aquella ocasión de la escisión del clítoris de las niñas, otra tradición cultural islámica. Habiendo escrito un artículo tan antisemita que niLiberationniLe Mondequisieron  publicar, Tariq cínicamente cambió de estilo y declaró que él siempre se había opuesto a los extremismos, fueran éstos árabes o judíos. ¿Cuándo se ha opuesto a su padre? Pero desarrolló el mismo discurso que la iraní Nobel de la Paz (también lo obtuvo Arafat) contra la "conspiración americanosionista", llegando a afirmar que las elecciones no representaban nada cuando, como en Israel, vencía la "extrema derecha". El problema es que este señor se ha convertido en el "comisario político" de los fundamentalistas musulmanes que han copado el Consejo del Culto musulmán planeado por Sarkosy, el cual no da pie con bola. O sea que además goza, el "hermano, hijo y nieto musulmán", de un estatuto legal para predicar el crimen.

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