Menú
Carlos Semprún Maura

Córcega: siempre lo mismo

Se ha entrado en un (iba a escribir nuevo, pero es viejísimo) periodo de terrorismo en Córcega. Bombas en la isla, bombas en Niza, manifestación violenta en Ajaccio, el sábado 19. Todo vuelve a empezar, y todas las concesiones de los diferentes Gobiernos desde hace veinte años, se saldan con atentados. Como en casa, o sea, en el País Vasco.

Resulta que cada vez que los corsos pueden expresarse democráticamente, mediante elecciones, rechazan por inmensa mayoría las tesis de los independentistas, pero la minoría, político-mafiosa, rechaza, ella, la democracia y los resultados de las elecciones. Habiendo realizado, desde la creación del FLNC, hace unos treinta años, una OPA hostil sobre el “alma corsa”, consideran que ellos son los únicos portadores de los valores eternos, y si el 80 % de corsos están contra ellos, eso únicamente demuestra los estragos de la “colonización francesa”. Muy parecido a lo que pasa en casa, o sea, en el País Vasco.

Además, para refrescar memorias polvorientas, no hace tanto el FLNC, formaba parte de la internacional del crímen organizado, junto a ETA, las Brigadas Rojas, la RAF alemana, las guerrillas latinoamericanas y celebraban sus seminarios en Cuba, a veces en Argelia, o en la Europa del Este comunista. De eso no se habla, y es cierto que habiendo desaparecido la URSS, que fue el patrón, las fuentes de los subsidios han cambiado, y si en varios países latinoamericanos provienen ahora del tráfico de drogas, en otros lugares, como en Córcega, la imbecilidad de los Gobiernos, con sus subvenciones, los tráficos de toda índole y el incremento del impuesto revolucionario, los han sustituido y les permiten ir tirando, seguir matando.

Pienso que en la reanudación del terrorismo han desempeñado un papel más importante las acciones judiciales y policiales que el fracaso en el referéndum. Los “batasunos” corsos pensaban que si ganaba el “sí” y se establecía una cierta autonomía, eso les daría, primero, más subvenciones, y segundo una tribuna oficial para su propaganda independentista. Pero ha triunfado el “no”, y esa pista se cierra. Pero lo que les ha movido, y es lógico, son las condenas de cárcel a los cómplices del asesinato del prefecto Erignac y el arresto de Yvan Colonna. Porque para ellos, y lo han declarado por doquier, y toda la prensa lo ha recibido como argumento válido, asesinar a un prefecto no es matar a un hombre, es atacar los símbolos de un estado opresor. Y eso es precisamente lo que un Estado no puede tolerar. La misma indignación se manifiesta cuando la policía detiene a quienes han ayudado a Colonna a esconderse durante cuatro años. “La hospitalidad no es un delito”, proclaman todos, hasta sus abogados. Estaría inscrita en la genética corsa. Si son tan diferentes ¡que se vayan! Pero ocurre que la mayoría de los corsos no quiere irse. Como en casa, como en el País Vasco.

Mal asunto. Terminaré con un ejemplo de la putrefacción de nuestras sociedades, cada vez más virtuales: ¿a ustedes les gustaría que se les ofreciera una paella que no pueden comerse? (Podría dar ejemplos más atrevidos). Pues es lo que ocurre de nuevo este año con la operación Paris-Plage: una playa virtual, en la que está prohibido bañarse. Y lo peor es que tiene éxito, y otra estafa semejante se ha abierto en Tolosa. La sensualidad se ha convertido en pornografía, pero virtual.

En Internacional

    0
    comentarios