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Carlos Semprún Maura

¿Dónde está Colombia?

Del hombre que dijo que "la única arma de destrucción masiva que hay en Irak es Sadam Hussein" al que acaba de declarar que lamenta "la muerte de Raúl Reyes, porque era nuestro interlocutor para la liberación de Betancourt", la diferencia es notable.

Desde De Gaulle son los presidentes quienes conducen personalmente la política exterior y la diplomacia en Francia, y, claro, todos los ministros de Exteriores se limitan a un papel de mayordomos y correveidiles. Pero me resulta triste ver a Bernard Kouchner en ese papel. Del hombre que dijo que "la única arma de destrucción masiva que hay en Irak es Sadam Hussein" al que acaba de declarar que lamenta "la muerte de Raúl Reyes, porque era nuestro interlocutor para la liberación de Ingrid Betancourt", la diferencia es notable. Raúl Reyes era ante todo un asesino, un jefe terrorista de la organización terrorista FARC. A ver si se entera, señor ministro.

Siguiendo en ese tono francofrancés, que ignora con soberbia la gravedad de la situación en esa zona de América Latina, Le Figaro acaba de anunciar a toda página que Nicolas Sarkozy está dispuesto a ir a buscar a Ingrid Betancourt donde sea y como sea. Yo, si fuera familiar de esa desdichada rehén, me inquietaría, porque si el presidente y su Gobierno le dan tanta importancia los bandoleros de las FARC subirán al máximo el listón de sus exigencias, pidiendo para su liberación millones de dólares, un puesto en el Consejo de Seguridad o lo que sea. En los casos de rehenes, cuanto más discreta sea la negociación, más eficaz es.

Mientras tanto, en el ordenador del jefe terrorista Reyes se han descubierto las pruebas de la colaboración eficaz con las FARC de Venezuela, seguida por Ecuador. Esto constituye, sin lugar a dudas, un casus belli, pero, como siempre ocurre, son los gobiernos de Venezuela y Ecuador quienes protestan por la "agresión" y envían sus tanques a la frontera con Colombia. Cualquier cosa grave puede ocurrir (me dicen que el ejército venezolano estaría dispuesto a liquidar a Hugo Chávez si éste se lanzara en aventuras militares), pero aquí, con tal de ganar dos o tres concejales en las próximas elecciones municipales, el presidente Sarkozy y su Gobierno siguen haciendo demagogia en torno a Ingrid Betancourt, despreciando soberbiamente las posibles guerras entre "indígenas". Una vergüenza.

Pasando a otra cosa, porque así es la actualidad, la joven, valiente e inteligente Laurence Parisot, presidenta de la patronal MEDEF, se ha lanzado con éxito en una operación "manos limpias", en el seto de una "caja negra" millonaria de la potente Federación de Industrias Metalúrgicas, que servía para pagar mordidas (como se dice en México) a partidos y, sobre todo, a sindicatos. El presidente de dicha federación, Denis Gautier-Sauvagnac, ha tenido que dimitir (su caso está en manos de la Justicia), pero sus colegas le han regalado millón y medio de euros para consolarle, lo cual ha enfurecido a Laurence Parisot, que exige reformas, transparencia y sobre todo, honestidad. Lo que le interesa a todo el mundo es saber qué sindicatos han chupado de ese extraño bote millonario. Probablemente no se sabrá nunca.

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