Menú
Carlos Semprún Maura

El rompecabezas Clearstream

El oscuro asunto Clearstream vuelve a la actualidad y el ex primer ministro De Villepin está en el ojo del huracán de la Justicia, con nuevos y largos interrogatorios de los jueces y registros en su domicilio y en su despacho; se habla ya de su imputación

Un amigo internauta me llama por teléfono y me dice:

– Tu "misterioso príncipe saudí" ni es misterioso ni es saudí: se trata de Su Alteza Hamad Bin Califa, emir del Qatar, y uno de sus hijos estudia en la Escuela Militar de Saint-Cyr, y probablemente desfilaba ese 14 de Julio. Pero el emir estaba en Francia para comprar armas, y el cheque que ha firmado se merecía la plaza de honor en el desfile.

– ¿De dónde sacas esas informaciones? – pregunto.

– De Internet – responde –. Ya es hora que te espabiles y lo tengas. – Y me suelta su eterna retahíla sobre la necesidad del acceso a Internet para estar informado.

Hecha esta puntualización, volvamos al rompecabezas Clearstream, que de nuevo ocupa la primera plana de los periódicos. Me parece necesario recordar de qué va esta historia, que lleva coleando desde hace varios años. Un ejecutivo de ese banco, despedido, quiso vengarse y denunció –no recuerdo ya si anónimamente o no– que blanqueaba dinero sucio y produjo o inventó listas de personas que se beneficiaban de esos ilegales favores.

En Francia, alguien tuvo la idea de falsificar esas listas, posiblemente ya falsificadas, añadiendo nombres de personalidades políticas, como Nicolas Sarkozy. También metieron a Strauss-Kahn y otros muchos, pero el principal objetivo era obstaculizar al máximo lo que acaba de ocurrir, o sea, la marcha triunfal de Sarkozy hasta la Presidencia. Es un secreto a voces que quienes querían lanzar esa campaña de infundios, sospechas y desprestigio eran Chirac, presidente, Villepin, cuando era ministro de Asuntos Extranjeros, en 2004, y algunos "chiraquianos" de la UMP y del Gobierno. Sin embargo, es bien sabido que el tiro les ha salido por la culata, ya que enseguida se demostró que todo era falso y, además, Sarkozy ha sido elegido presidente.

Pero hoy, el oscuro asunto Clearstream vuelve a la actualidad y el ex primer ministro De Villepin está en el ojo del huracán de la Justicia, con nuevos y largos interrogatorios de los jueces y registros en su domicilio y en su despacho; se habla ya de su imputación. Lo que yo no entiendo es que Jean-Louis Gergorin, el corbeau (autor de las denuncias anónimas contra Sarkozy), y el autor de las falsificaciones de las listas, Imad Lahoud, sean de nuevo interrogados por los jueces como si fueran ciudadanos honestos, cuando se sabe que mintieron y falsificaron para "pringar" a Sarkozy. Ahora afirman, con la buena fe de los mentirosos, que se limitaron a obedecer a las órdenes de Villepin, el cual seguía las instrucciones de Chirac. Pero ¿pueden los jueces fiarse de semejantes testigos? De todas formas, mientras todo gire en torno a conversaciones privadas y confidenciales, va a ser muy difícil demostrar la culpabilidad de alguien. Los políticos también saben mentir.

En Internacional

    0
    comentarios