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Carlos Semprún Maura

El ruedo europeo

La campaña oficial para las elecciones europeas del 13 de junio se ha abierto, aunque ya se hubieran manifestado sobre el tema diferentes políticos. Daniel Cohn-Bendit, que hace campaña en Francia, se pasa los días despotricando contra sus camaradas de izquierda euroescépticos, él es proeuropeo fanático, partidario de todo y hasta de la Constitución, pero si se le entiende, lo que propone sería la ruina de Europa: abandonar la energía nuclear, o sea, ser aún más dependientes del petróleo, lo cual sería catastrófico, tanto desde el punto de vista de la contaminación, como desde el punto de vista político: e integrar en la UE lo antes posible a Turquía, representante, según él del “islam de las luces”, lo cual no pasa de se una tomadura de pelo, que ignora la evolución de Turquía hacia el Islam “de las tinieblas”.
 
El PS está dividido. Si François Hollande y otros dirigentes hablan de repetir el voto-sanción contra el gobierno de las regionales, en cuanto a Europa se limitan a frases hueras sobra una Europa “social, laica y solidaria”. Pierre Moscovici se enfurece: no se trata de limitarse a criticar al Gobierno, sino de avanzar en la construcción europea, y aprobar la constitución. Un grupo de jóvenes diputados del PS –Montebourg, Valls y otros–, tras haberse descubierto genes soberanistas, rechazan la Constitución y exaltan la nación francesa. En cuanto a Lionel Jospin, aprovecha estas elecciones, no para hablar de Europa, sino para hablar de él y presentar implícitamente su candidatura a las presidenciales de 2007.
 
El PCF y los trotskistas son frenéticos adversarios de la Europa ultraliberal, de la constitución ultraliberal, de la comisión ultraliberal, y hasta de los zapatos ultraliberales. La secretaria del PCF, Marie-Georges Buffet, cuyo partido no ha desaparecido gracias al PS, arremete contra los socialtraidores, no sólo franceses, también españoles, porque, dice, Zapatero ha elegido como Ministro de Economía al ultraliberal de Pedro Solbes.
 
A la derecha, tampoco hay mucho consenso proeuropeo. Además de los soberanistas tradicionales, como Philippe de Villiers, Charles Pasqua o el FN, el partido por ahora mayoritario, la UMP, estaría de acuerdo en proseguir la construcción europea, para crear una superpotencia frente a los USA, pero a condición de que Francia siga dominando. De todas formas, no manifiestan demasiado entusiasmo. Esto le permite a François Bayrou, presidente de la UDF, proclamar que los únicos europeos son ellos, que siempre lo han sido, y que por lo tanto hay que votar por ellos. En muchos temas, movidos ambos por un entusiasmo pro europeo poco realista, lo que dice Bayrou se parece muchas veces a lo que dice Cohn-Bendit, salvo en una cosa: la adhesión de Turquía. Bayrou está en contra, como Alain Juppé, y una mayoría de franceses, y los que opinan que sí (tanto Michel Rocard, como Jacques Chirac) explican que por ahora es imposible, se verá más tarde. Yo, a eso, lo llamo hipocresía. Pero ¿por qué se le habrá metido en la cabeza al Gobierno británico que Turquía era más europea que Escocia?
 

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